Ártico: cambio climático y amenazas a infraestructuras



El cambio climático causó el vertido del Ártico y amenaza también otras infraestructuras claves de Rusia

Fecha de Publicación
: 17/06/2020
Fuente: Radio Cable
País/Región: Rusia


El desastre ecológico provocado por el vertido de 20.000 toneladas de diesel en un río de una remota región del Ártico ruso estuvo provocado por el deshielo del permafrost ligado al calentamiento global. Esto además de provocar una de las mayores catástrofes ambientales en la zona ha puesto en alerta a las autoridades rusas, ya que esta capa de suelo en las regiones polares que permanece siempre helada supone más de la mitad de su territorio y sobre ella están construidas centrales  nucleares, térmica, gaesoductos y buena parte de la infraestructura de hidrocarburos. De momento Moscú ha ordenado una revisión a fondo ante el temor de que el cambio climático agudice aun más el deshielo del permafrost y provoque nuevos desastres.
La rotura el pasado 29 de mayo de los depósitos de diésel de la central térmica de Norilsk Nickel provocó la fuga de más de 20.000 toneladas de hidrocarburo en un río Ambárnaya del Ártico. Rusia declaró el estado de emergencia en la región y una semana después anunció que había logrado frenar el avance del vertido. Pese a ello las ONGs y los ecologista advirtieron de que se trataba del peor accidente ecológico producido por hidrocarburos en la región, que era visible desde el espacio y que la recuperación de las zonas afectadas tardaría al menos 10 años.
La empresa Norilsk Nickel, que ya había sido criticada por su política ambiental y por no revisar sus infraestructuras, anunció que pagaría el coste de la limpieza, estimado en 150 millones de dólares. Sin embargo la investigación de las causas del vertido han develado que Rusia y en general todo el Ártico puede encontrarse bajo una amenaza mucho mayor: la rotura de los cimientos del depósito de hielo se produjo por el deshielo del permafrost sobre el que estaba construido a causa del calentamiento global.
Los expertos creen que este desastre se podía haber evitado con una revisión y renovación de la infraestructura, pero además alertan de que la capa de suelo helada se está descongelando progresivamente en toda la región a causa del cambio climático y puede afectar a muchas más infraestructuras. Se calcula que cerca del 60% del territorio ruso está sobre permafrost y casi todo lo que se construye allí, se edifica sobre pilares que se asientan sobre este suelo. Muchas carreteras y edificios ya presentan grietas a causa de este deshielo.
Pero además hay en la zona de Ártico, centrales nucleares, termoeléctircas, gaseoductos, minas, yacimientos de petróleo o líneas ferroviarias que se ven ahora bajo una nueva amenaza. El gobierno de Putin ha ordenado revisar a fondo todas las infraestructuras afectadas, especialmente las del sector de hidrocarburos, que son claves para el país.
Un artículo de Marc Marginedas, en El Periódico cita un estudio reciente que calcula que Rusia podría necesitar 84.000 millones de dólares (un 7,5% del PIB ruso) para reparar la infraestructura dañada por el menguante permafrost, pero fue ignorado por el gobierno. Ahora, el vertido de Norilsk lo ha vuelto a poner de actualidad y ha obligado al Ministerio para el Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico a anunciar que creará un sistema para monitorizar los cambios en el permafrost y evaluar los riesgos económicos.
Aunque los ecologistas temen que la alarma sobre la amenaza de la crisis climática esté en el Ártico no dure mucho tiempo en el Kremlin. Señalan en la zona se encuentra las bases de la industria de hidrocarburos y minerales que es clave para la riqueza de Rusia y creen que se primará los beneficios potenciales de la descongelación. Pero alertan de que a la amenaza de nuevos desastres en infraestructuras, el cambio climático también ha traído otras amenazas desestabilizadoras, por ejemplo el aumento del riesgo de incendios.
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