Bayer intenta parar la 'industria del juicio' por el glifosato

 


Bayer trata de frenar "la industria del juicio" en torno al glifosato y advierte que los abogados ya gastan 100 millones de dólares en busca de nuevos demandantes

Fecha de Publicación
: 22/04/2024
Fuente: Bichos de campo
País/Región: Estados Unidos


La compañía Bayer, una de las grandes proveedoras de insumos y tecnologías agrícolas del mundo, se compró un gran dolor de cabeza en 2018, cuando decidió absorber los negocios de la estadounidense Monsanto, que había inventado la biotecnología agrícola moderna con la soja RR, resistente al glifosato, a fines de los 90. Sucede que además de ese lucrativo negocio Bayer heredó cientos de juicios en los tribunales de ese país, originados en la prédica en contra del herbicida glifosato, por sus supuestos impactos cancerígenos en la salud de las personas.
Jaqueada por la gran cantidad de fallos adversos y la condena pública, Bayer se ha lanzado en las últimas semanas a enfrentar esta verdadera “industria del juicio” que ya está poniendo en tela de juicio su sustentabilidad económica. En las últimas horas, incluso, publicó una “carta abierta”  para la población, advirtiendo que la fuerte ofensiva contra el glifosato pone incluso en peligro las cimientas de la producción agrícola de todos los Estados Unidos.
En uno de los últimos casos conocido en enero pasado, Bayer fue condenada a pagar nada menos que 2.250 millones de dólares a un hombre que padecía un cáncer atribuido al glifosato. Pero los fallos de ese estilo se suman. En 2020, tratando de detener esta escalada, Bayer acordó pagar alrededor de 10.000 millones de dólares en acuerdo con decenas de miles de demandantes.
La “carta abierta” publicada ahora como solicitada en cinco periódicos de todo el país es crítica de la “industria del juicio” y denuncia que incluso esos abogados caranchos gastan unos 100 millones de dólares- “en marketing expansivo y anuncios televisivos” para reunir a quienes desean iniciar una demanda contra en Roundup, el nombre comercial con que Monsanto bautizó a su herbicida glifosato.
Pero además, a principios de abril varios grupos de productores e industriales estadounidenses se unieron en una coalición llamada Modern Ag Alliance, que desplegará sus acciones para “proteger el acceso de los agricultores estadounidenses a herramientas críticas de protección de cultivos que necesitan para garantizar un suministro de alimentos sólido y accesibles”. Es un grupo de más de 60 organizaciones que se alinearon para hacer lobby en el Congreso, en defensa de un modelo agrícola nacional que es bastante dependiente, como en la Argentina, a las nuevas tecnologías de herbicidas, transgénicos y herbicidas.
“Modern Ag Alliance está trabajando con socios agrícolas y formuladores de políticas en todo el país para reforzar la importancia de una regulación con base científica. Específicamente, la necesidad de garantizar que cualquier pesticida registrado ante la EPA (el organismo regulatorio de los Estados Unidos) sea suficiente para satisfacer los requisitos de advertencias de salud y seguridad”, explicó el diario agrícola norteamericano AgWeb.
Renee Fordyce, presidenta de la Asociación de Soja de Missouri, explicó el sentido de esta movida, que bien podría suceder en la Argentina, donde conviven también regulaciones del gobierno federal con la de provincias y municipios. Allí la EPA suele entrar en colisión con los diferentes Estados. “Si bien los estados tienen la opción de basarse en las regulaciones básicas del gobierno federal, buscamos garantizar que cualquier disposición no entre en conflicto directo con los hallazgos científicos de la EPA”, dijo la dirigente sojera.
En el mismo sentido se pronunció ahora Bayer en su carta dirigida a la población, donde afirma que “la agricultura estadounidense está en riesgo”. Dice esta solicitada:
“Durante más de 160 años, Bayer ha estado a la vanguardia de la salud y la seguridad mientras produce algunas de las marcas más confiables e icónicas de Estados Unidos. Uno de esos productos es el herbicida glifosato que, vendido a los agricultores como Roundup, es uno de los inventos agrícolas más importantes de los últimos 50 años y ha sido evaluado minuciosamente y certificado varias veces por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), la La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y todos los demás organismos reguladores y de seguridad líderes en todo el mundo consideran que su uso es seguro”.
“Ha permitido a millones de agricultores estadounidenses obtener mejores rendimientos y reducir sus costos de insumos para el control de malezas, y el único grupo que categoriza el glifosato como un probable carcinógeno es un afiliado de la Organización Mundial de la Salud, que no es un organismo regulador y no realizó estudios originales. Pone otras cosas cotidianas como beber bebidas calientes, la exposición ocupacional de un barbero y comer carne roja al mismo nivel de riesgo para la seguridad que el glifosato”.
“A pesar de la ciencia clara detrás de la seguridad y los beneficios de Roundup, miles de demandas persisten en los tribunales de todo el país, impulsadas por más de 100 millones de dólares en marketing expansivo y anuncios de televisión por parte de la industria de litigios para reclutar y acumular demandantes”.
“Ganamos cuando los jurados tienen acceso a toda la evidencia e información científica relevante. Por eso, la industria de litigios lucha para evitar que el análisis riguroso de la EPA y la conclusión científica de que Roundup es seguro de usar se muestren en los tribunales. En cambio, confían en la ciencia basura para engañar a los jurados. Cuando no se cuenta toda la historia, miles de millones de dólares se desvían hacia la industria del litigio. Miles de millones que podrían haberse invertido en ampliar nuestros principales programas de I+D y otras inversiones importantes, que son esenciales para resolver algunos de los problemas más importantes del mundo, beneficiando tanto a los agricultores como a la sociedad”.
“¿Por qué esto importa? Porque el impacto de la sala del tribunal se sentirá en todas las mesas de los Estados Unidos. Los precios de los alimentos ya son altos, pero sin productos agrícolas avanzados los rendimientos agrícolas disminuirán, las tierras agrícolas se degradarán, los costos de los agricultores aumentarán y los precios de los alimentos aumentarán aún más dramáticamente”.
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