Más allá del horror, la guerra contamina

 


La contaminación de la guerra, una de las consecuencias de la que no se habla

Fecha de Publicación
: 14/03/2023
Fuente: Agencia EFE
País/Región: Internacional - Ucrania - Rusia


Aún en tiempos de paz, tanto los ejércitos como la industria del armamento son “grandes contaminantes”, asegura a EFE el técnico del Área Antiglobalización, Paz y Solidaridad de Ecologistas en Acción, Enrique Quintanilla, quien explica que en muchos años no se podrá saber el grado de contaminación que está causando la guerra en Ucrania tras la invasión rusa.
La contaminación en tiempos de guerra es “desorbitada”, según Quintanilla, quien subraya que el de Ucrania “no es el único conflicto actualmente, porque hay otras guerras en el mundo que se nos olvidan”.

Contaminación en tiempos de guerra
No obstante, explica, que en tiempos de “paz” en muchos países, incluido España, se realizan a lo largo del año desfiles, maniobras militares, maniobras en campos de tiro, misiones de paz -entre comillas- que contaminan muchísimo”.
Y es que tras cumplirse hace unos días el primer aniversario de la invasión de Rusia a Ucrania se ha hablado de todo tipo de pérdidas, pero poco de la contaminación de aire, suelo y fuentes de agua.
Una guerra que no tiene visos de terminar, porque en noviembre de 2018, en un viaje a Europa por el centenario de la I Guerra Mundial a París, el ex presidente estadounidense, Donald Trump, instó a Europa a aumentar el presupuesto militar en la OTAN, porque -según aseguró- en ese momento el peso recaía “mayoritariamente en Estados Unidos”.
En 2021, los Estados miembros de la Unión Europea aumentaron un 6 por ciento el gasto en Defensa, de acuerdo a los datos de la Agencia Europea de Defensa (EDA), alcanzando los 214.000 millones de euros, un presupuesto que se prevé siga aumentando para recuperar el déficit de inversión en el sector desde hace unos años.
El conflicto ha provocado un aumento en el gasto militar a los dos lados del Atlántico, así, esta misma semana, el actual mandatario estadounidense, Joe Biden, anunció 6.000 millones de dólares “para ayudar a Ucrania”.
Quintanilla señala que solo el Ejército español tiene un presupuesto de 767 millones de euros en combustible al año -según los presupuestos del Estado-, lo que puede dar una idea de lo que se está gastando en el conflicto en suelo ucraniano y la contaminación que todo esto genera.

Secreto de Estado
Aún en tiempos de paz, en cualquier país los datos sobre la contaminación de los Ejércitos son un “secreto de Estado”, son datos que “no quieren dar porque son realmente tremendos, y hay mucho obscurantismo en las cifras”, subraya.
“La contaminación -cuando hay una guerra- se produce por tierra, mar y aire”, dice, por los “misiles, los impactos, los disparos de los tanques, de ametralladoras o de cualquier elemento de estos de guerra”.
Explica que “los proyectiles de cualquier tipo están hechos de hierro, de carbono, pero en casi todos, aunque dependiendo del tamaño, se utiliza plomo o estaño, y los misiles están recubiertos de azufre, de cobre”, y todo eso cuando estallan produce la contaminación de todos esos elementos en el suelo, en las aguas si ha caído en un río o las aguas subterráneas.
Pero, además, se producen otros procesos “muchísimos más lentos”, porque hay que tomar en cuenta “lo que puede quedar durante años o siglos después de la guerra de Ucrania, que “traerá como consecuencias realmente terribles en cuanto a contaminación”.

Cambio climático y guerra
Ahora mismo, “directamente ya está afectando al cambio climático”, sostiene y “se producen lluvias ácidas en cualquier lugar donde hay un conflicto por todos los componentes”.
Explica que según datos de la ong ucraniana Ecoaction y Greenpeace, el conflicto ha destruido la tierra y los hábitats en Ucrania, y ha provocado la contaminación del suelo, el aire y el agua.
Según las ong, los ataques con misiles han causado incendios forestales y los bombardeos en zonas industriales han provocado “una contaminación adicional del aire, del suelo y del agua”.
Desde el 24 de febrero de 2022, 1,24 millones de hectáreas de territorio de reserva natural ha quedado afectada por la guerra, según datos oficiales, datos que conforme avance el conflicto irán aumentando.
Asimismo, “tres millones de hectáreas de bosques ucranianos están impactadas por las hostilidades y 450.000 hectáreas de bosques están bajo ocupación o en zonas de combate”, según las ong, que afirman que las explosiones de cohetes y artillería están provocando un “cóctel de compuestos químicos como el monóxido y dióxido de carbono, óxido nítrico (NO), óxido de nitrógeno (NO2), óxido nitroso (N2O), formaldehído, vapor de cianuro de hidrógeno (HCN), nitrógeno (N2).
“Después de la explosión, estos compuestos se oxidan por completo y los productos de la reacción se liberan a la atmósfera. Los principales, como el dióxido de carbono, no son tóxicos, pero contribuyen al cambio climático”, subrayan.
En 2019, señala Quintanilla, según datos de la Unión Europea, su industria armamentística alcanzó los 24,8 millones de toneladas de emisiones de CO2.

Consecuencias a largo plazo
Todo esto sin contar con los residuos de las ruinas de las edificaciones y la contaminación por la destrucción de los sistemas de alcantarillado, de abastecimiento de agua que han quedado totalmente destrozados.
“Tiene que pasar tiempo para conocer el grado de contaminación que deja un conflicto”, según Quintanilla, pero recuerda que tras casi 75 años de la destrucción atómica de Hiroshima y Nagasaki “se siguen conociendo casos de cáncer, entre otros padecimientos”.

Conflicto nuclear
Quintanilla señala que aparte de toda la preocupación que conlleva un conflicto de estos, a los ecologistas les preocupa el conflicto nuclear tras las amenazas del presidente ruso, Vladimir Putin.
Y recuerda que Ucrania tiene centrales nucleares como la de Zaporriya, que está tomada ahora mismo y “es un polvorín tremendo”, por lo que explica que “solo las negociaciones conducirán a la paz”.
Por su parte, la portavoz de Greenpeace, Meritxell Bennasar, ha señalado que “Rusia ha utilizado armamento que está fuera de la Convención de Ginebra, pero de momento no armas nucleares”.
Además, “han tomado la central nuclear de Chernobil y la de Zaporiya, “con el peligro que esto conlleva”, porque se sabe que “hay arsenal, y, además, la segunda se está utilizando como escudo por parte de las tropas rusas, al estar en medio de los bombardeos”.
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