Desigualdad obscena



Ocho hombres tienen la riqueza de la mitad más pobre del mundo

Fecha de Publicación
: 20/01/2017
Fuente: IPS
País/Región: Internacional


Ocho hombres concentran la misma riqueza que las 3.600 millones de personas que forman parte de la mitad más pobre de la humanidad, según un estudio elaborado por Oxfam, que reúne a 19 organizaciones que trabajan en más de 90 países.
El informe “Una economía para el 99 por ciento”, presentado el 16 de este mes por Oxfam Internacional, concluye que la brecha entre ricos y pobres es “mucho más grande que nunca”.
“Los ricos acumulan riqueza a un ritmo tan sorprendente que en 25 años podrían aparecer los primeros billonarios. Para tener una perspectiva de ese monto, habría que usar un millón de dólares al día en los próximos 2738 años para gastar un billón (millón de millones) de dólares”, ejemplifica el estudio.
También detalla la forma en que las grandes compañías y los súper ricos avivan la crisis de desigualdad al evadir el pago de impuestos, lo que hace bajar los salarios, y al utilizar su poder económico para incidir en asuntos políticos.
“Nuevos y mejores datos sobre la distribución de la riqueza global, en particular de India y China, indican que las personas más pobres del mundo tienen menos riqueza que lo que se pensaba”, precisa.
Los nuevos datos rectifican la estimación realizada por Oxfam sobre la relación entre ricos y pobres, pues serían nueve los billonarios que concentran la misma riqueza que 50 por ciento más pobre de la humanidad, y no 62, como había calculado el año pasado.

Una obscenidad
“Es obsceno que haya tanta riqueza concentrada en manos de unos pocos, cuando una de cada 10 personas sobreviven con menos de dos dólares al día”, subrayó Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
“La desigualdad deja a cientos de millones de personas atrapadas en la pobreza, fractura nuestras sociedades y socava la democracia”, acotó.
“En el mundo hay gente que queda rezagada”, explicó.
“Mientras sus salarios se estancan, sus jefes se llevan bonos de millones de dólares para su casa; los servicios de educación y salud se recortan, mientras las corporaciones y los súper ricos evaden impuestos y apagan sus voces, mientras sus gobiernos cantan al ritmo de las grandes corporaciones y de la élite rica”, añadió.
El informe muestra “cómo nuestra economía quebrada vuelca la riqueza hacia la élite rica a expensas de los más pobres de la sociedad, la mayoría de los cuales son mujeres”.

Evasión fiscal
La evasión fiscal le cuesta a los países pobres por lo menos 100.000 millones de dólares al año.
Con ese dinero se podría ofrecer “educación a los 124 millones de niñas y niños que no están escolarizados y financiar intervenciones sanitarias que podrían evitar la muerte de por lo menos seis millones de niños al año”, precisa el estudio de Oxfam.
El documento detalla cómo los súper ricos utilizan una red de paraísos fiscales para no pagar los impuestos correspondientes, así como un ejército de ricos gerentes que les aseguran la rentabilidad de sus inversiones, lo que no estaría disponible para los ahorristas de a pie.
Al contrario de la creencia popular, muchas de las personas ricas no se hicieron solas desde abajo. Oxfam revela que más de la mitad de los billonarios heredó la riqueza o la acumuló a través de industrias propensas a la corrupción y al nepotismo.
También señala cómo las grandes corporaciones y las personas súper ricas utilizan su dinero y sus vínculos sociales para asegurarse de que las políticas gubernamentales sirvan a sus intereses.

¿Una economía humana?
“Los gobiernos no están indefensos ante el avance tecnológico y las fuerzas del mercado. Si los dirigentes políticos dejan de obsesionarse con el PIB (producto interno bruto) y se concentran en proveer a toda la ciudadanía, y no solo a unos pocos ricos, es posible lograr un futuro mejor para todos”, puntualizó Oxfam.
La propuesta de la coalición para lograr una economía más humana se concentra en una serie de medidas que deberían adoptar los gobiernos para poner fin a la extrema concentración de la riqueza y terminar con la pobreza.
Algunas de las sugerencias incluyen el aumento de impuestos a las personas más ricas y a las de mayores ingresos para garantizar un terreno de juego más parejo y generar los fondos necesarios para invertir en salud, educación y empleo, así como colaborar para que los trabajadores reciban un salario decente, frenar la evasión fiscal y la espiral descendente de los tributos corporativos.
Las medidas propuestas por Oxfam también prevén el apoyo a las compañías que ofrecen beneficios a sus trabajadores y empresas, y no solo a sus accionistas.
Además, los gobiernos deberían garantizar que la economía funcione para las mujeres, y deben contribuir a eliminar las barreras al progreso económico de la población femenina, como el acceso a la educación y la injusta carga del trabajo de cuidados no remunerado.

¿A alguien le importa?
Tanto los gobiernos nacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea y las grandes organizaciones de la sociedad civil son conscientes de la obscena desigualdad actual. ¿Cómo puede ser que no se haya hecho nada efectivo para evitarla o por lo menos reducirla?
A respecto, la responsable de medios, desigualdad y de la campaña “Even It Up” (Acabemos con la desigualdad extrema, en español) de Oxfam, Anna Ratcliff, dijo a IPS que “hacer frente a la desigualdad como corresponde significaría romper con el modelo económico que tenemos desde hace 30 años”.
“También significaría hacer frente y superar los poderosos intereses de los súper ricos y de las corporaciones que se benefician del status quo. Por lo tanto no sorprende que a pesar de la indignación global por la crisis de desigualdad, no haya cambiado mucho”, observó.
Sin embargo, algunos gobiernos se las arreglan para reducir la desigualdad, para escuchar los reclamos de la mayoría, y no de la minoría, observó Ratcliff, quien mencionó a Namibia, donde aumentaron los impuestos a las personas más ricas y se volcó lo recaudado a consolidar una educación secundaria gratuita y ayudar a reducir la brecha entre ricos y pobres.
Países como ese “muestran que otro mundo es posible si podemos rechazar este modelo económico roto y frenar la indebida influencia de los ricos”, acotó.
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