Proyectan un 23% de más pobres por el clima



El cambio climático nos hará un 23% más pobres a finales de siglo

Fecha de Publicación
: 29/01/2017
Fuente: Público (España)
País/Región: Internacional


Que el clima está cambiando ya pocos lo cuestionan. Aunque entre el ejército de negacionistas esté Donald Trump. Y pese a que el súbito aumento de la temperatura acabe con cosechas, amenace con la extinción de especies y ponga en riesgo a la economía global. El calentamiento reducirá las horas de trabajo, la productividad y hará más pobres a los países del sur
La economía no estará inmunizada contra el cambio climático. Por mucho que el supuesto freno a la actividad y la manida pérdida de competitividad estén detrás de los numerosos argumentos económicos que emanan de los centros de análisis y de poder vinculados especialmente a movimientos neoliberales y que han configurado durante los dos últimos decenios la tesis ‘negacionista’ del calentamiento global del planeta.
Así, al menos, lo creen Solomon Hsiang, catedrático en la Goldman School of Public Policy de la Universidad de Berkeley, su colega en esta institución docente, Edward Miguel y su homólogo en la también californiana Stanford, Marshall Burke.
En un reciente estudio, publicado hace unos meses en la prestigiosa revista científica Nature, estos investigadores anticipan, a partir de las conclusiones de un modelo econométrico cuya base de datos es la compilación de la evolución y cambios del clima en 166 países desde 1960 hasta 2010, que los ciudadanos que habiten en la Tierra a finales de este siglo, en 2100, verán cómo su renta personal se reducirá, de promedio, un 23%.
El planteamiento de su informe es rotundo. El calor extremo, al que nos dirige el cambio climático global, dañará seriamente las economías del mundo. Bajo tal escenario, los cultivos no fructificarán o, en el mejor de los casos, recortarán considerablemente -en función de las inclemencias meteorológicas-, sus actividades productivas. De igual forma que los súbitos incrementos de temperatura transformarán la cultura del trabajo, con menos horas laborales y, por ende, descensos paulatinos de las tasas de productividad.
Sin embargo, también en este aspecto, los efectos colaterales del calentamiento global no serán similares en todas las latitudes. Ni mucho menos. El sur, una vez más, pagará la mayor parte de la factura. Aunque, como alertan los investigadores del informe, “el incierto impacto” del viraje climático “podría significar una reestructuración masiva”, casi una reconversión en toda regla, de la economía internacional, explica Hsiang. De hecho, las naciones del norte -en especial, Rusia y las potencias más avanzadas de Europa-, obtendrán beneficios del aumento de las temperaturas. Es decir, que sus ciudadanos verán enriquecer sus ingresos per capita. En contraposición a los territorios de América del Sur y África, cuyos ritmos de crecimiento económico se verán alterados por el aumento de grados en sus termómetros.
También de media, el 60% de la población más pobre del planeta, la que se concentran en estas latitudes, terminarán la actual centuria con un 70% menos de rentas personales. Más exhaustivamente, el 40% de los ciudadanos con menores ingresos perderán el 75% de sus actuales ganancias, asegura en otro cálculo el mismo informe.
En otras palabras, la brecha de la desigualdad en el reparto de la riqueza irá ensanchándose, como dice el propio Hsiang con una frase lapidaria: “se producirá una fuerte redistribución de la prosperidad desde las zonas más pobres a las más ricas”.
Los cambios serán sustanciales. Y no sólo por el incremento del calor. También porque el alza térmica aumentará el número, la intensidad y la periodicidad de las precipitaciones, así como el de fenómenos catastróficos como los huracanes. O porque con temperaturas entre 20 y 30 grados ya se reduce de manera palpable la actividad laboral, la productividad y la rentabilidad de las cosechas en países como EEUU, advierte el estudio en sus conclusiones prospectivas. “En la cultura popular, los días de sol son malos para la agricultura”, incide Hsiang. “Incluso en territorios con altos niveles de vida y avanzados tecnológicamente”, que podrían paliar esos recesos productivos.
A tenor de lo que desvela su modelo econométrico, “jornadas por encima de los 30 grados acarrean un coste en estados agrícolas estadounidenses de 20 dólares por residente”. En términos de ingresos. “Y eso, es dinero real”, precisa, dentro de unas predicciones que hablan de que la repetición de días con temperaturas superiores a los 35 grados en gran parte de Estados Unidos “se elevará dramáticamente” en los años venideros si no se combate el cambio climático. Su diagnóstico, en caso contrario, es rotundo y nítido.

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