España: el cambio climático trae problemas a agricultores

Los agricultores españoles en jaque por el cambio climático

Fecha de Publicación
: 20/01/2017
Fuente: El Mundo (España)
País/Región: España


El cambio climático está produciendo que "países que antes no producían vino hace 20-30 años estén vendiendo este producto en sus mercados internos e incluso exportándolos", explica Miguel Agustín Torres, presidente de Bodegas Torres. Países como Reino Unido, Perú, México, India o China -cuarto productor mundial de vinos y con más de 500.000 hectáreas cultivadas en su territorio- son un ejemplo.
Las consecuencias del efecto invernadero están afectando a nivel mundial. Y el sector primario lo está notando. Una de estas consecuencias que lastra a los cultivos de vinos es la escasez de precipitaciones y el aumento de las temperaturas. Para Vicente Sotes, experto del máster en viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, el agua va a ser el problema principal para los territorios y para los viñedos.
Torres centra el 80% de su explotación en Cataluña y ha visto que el incremento de un grado en la temperatura en la zona del Penedès (Lérida) los últimos 40 años ha afectado de modo directo a la vid. Esto ha propiciado que la vendimia se adelante en 10 días. A los enólogos de la compañía les es muy complicado mantener la calidad del producto por varios motivos: la espera para la maduración de los taninos -elemento que provoca la aspereza de la uva- y la materia colorante.
"El cambio climático es la mayor amenaza para la viticultura y si sigue continuando las consecuencias podrían ser desastrosas. Lo que está claro es que si las temperaturas continúan aumentando tendremos que plantearnos sustituir algunas variedades por otras, como la Monastrell", cuenta Torres a EL MUNDO. El problema, a aparte del efecto invernadero, es la sensibilidad de la vid en los cambios de temperatura. Para ello, la empresa con sede en el Penedès ha decidido tomar medidas.El presidente acude todas las mañanas en un automóvil eléctrico a las oficinas. Desde que viera en 2007 el documental Una verdad incómoda, protagonizada por el ex candidato presidencial Al Gore, el planteamiento empresarial ha ido encaminado a medidas mitigadoras. Por ejemplo, reducir en un 30% las emisiones de CO2 por botella del 2008 hasta 2020. Además, cada año destinan un 11% del total ingresado cada año a proyectos relacionados con el cambio climático.
Pero el proyecto insigne de Bodegas Torres es el desplazamiento a zonas frías. En los últimos 20 años, la empresa viticultora ha comprado terrenos en Tremp (Lérida), a 950 metros de altitud, y donde hay 120 hectáreas de cultivo. Según el responsable de las bodegas, "también hemos comprado tierras en el pirineo aragonés, concretamente en Benabarre, a 1.200 m. En otros países ya han realizado desplazamientos como en Chile, comprando tierras más al sur y frías cerca del río Itata próxima a la Cordillera de los Andes".
No sólo los viñedos de Torres están sufriendo el resultado de las consecuencias del cambio climático, sino que en otros puntos de la Península y diferentes cultivos a la vid también lo están sufriendo como las alcachofas o los olivos en la Comunidad Valenciana.
Un ejemplo de ello es Fernando Marco. Agricultor y miembro de la Cooperativa Oleícola de Viver (Castellón). Observa como sus alcachofas ya no son iguales a las que cosechaba otros años. El suelo de Castellón, el de Benicarló, no es igual. Las altas temperaturas están afectando a la producción. Y por miedo a perderlo todo en un futuro, decidió arriesgarse con un proyecto similar al de Bodegas Torres. La Fundación Global Nature está fomentando pruebas a pequeña escala. La solución que proponen es el desplazamiento del sector primario a tierras más frías para conseguir una producción eficiente. El agricultor valenciano eligió la meseta interior, cercana a Teruel, exactamente a 70 kilómetros de donde cultiva las alcachofas.
"Llevamos unos cuantos años así, y en algún año nos hace falta un poco más de frío", informa el agricultor. Para ello, a método de prueba, decidió trasladar primero sus alcachofas. Como si la tierra fuera un laboratorio. "Damos un salto de 300 metros de altitud y nos vamos a una zona que antes era impensable en la que se pudiera producir este tipo de plantas", asegura.
También los olivos que posee para elaborar aceite están desfalleciendo en la lucha por adaptarse a las bajas precipitaciones. "La cosecha de aceite va a ser mala [este año], como nunca se ha visto, yéndonos a cifras de producción de los años 90", concluye desanimado. A parte de este problema, se ha unido un enemigo más: la mosca del olivo. Fernando, como última medida, ha tenido que recurrir a los químicos.
Cuando se le pregunta por la posibilidad de también desplazar al norte los olivos y hacer lo mismo que con las alcachofas responde: "El problema es la dificultad de mover las plantas leñosas [raza a la que pertenece el olivo]. Creo que van a ser unos años de incertidumbre".
Por otro lado, en la zona de Extremadura están encontrando signos de lo que a Fernando le está ocurriendo. Aunque la especie de cultivo sea distinta, porque son plantas leñosas, el origen es el mismo: aumento de calor y disminución de las lluvias durante varias temporadas.
Enrique Vega, vocal de la Denominación de Origen Dehesa de Extremadura, apunta a que en algunas zonas del Valle del Jerte "las encinas y los alcornoques se están secando". Su problema no es una mosca ni un insecto. Son los hongos y están convirtiéndose en plaga. "Hemos tenido más de 20 grados en noviembre" y eso está haciendo que estos organismos se adentren en las raíces de los árboles, privándoles de la humedad que necesitan para vivir.
"Los alcornoques pierden las ramas continuamente. Sale mal el corcho. Esto está ocurriendo de manera generalizada en toda Extremadura", cuenta Enrique. El problema es el mismo que los dos casos anteriores. Tal es el grado de preocupación en el mundo agrario que "algunos agricultores han optado por contratar seguros contra la sequía", concluye.
"Veremos cultivos de naranjas en Galicia y perderemos la calidad de los vinos, por ejemplo, el de Jerez", explica Ana Iglesias en su pequeño despacho, ubicado en el Departamento de Economía y Ciencias Sociales Agrarias en la Universidad Politécnica de Madrid. Aunque la situación es del todo favorable adoptando medidas mitigadoras, cree que los próximos años van a ser cruciales para evitar un desastre mayor. La clave para la profesora es estudiar las consecuencias y después actuar. Pero opina que si no somos rápidos y eficientes, entonces España puede caer en una trampa de la madre naturaleza.
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