¿Qué hay en el mar?

¿Qué hay en el mar? El mar esboza su primera respuesta

Fecha de Publicación: 09/11/2008
Fuente: El Mundo
País/Región: Internacional





No pocos científicos de otras disciplinas han visto tradicionalmente con recelo los caudales de dinero que van destinados a la exploración del espacio. El cosmos, probablemente el campo de investigación más costoso, es, para ellos, el afortunado que casi nunca escucha aquella incapacitante letanía de "No hay dinero". Mientras el hombre daba su primer paso sobre la Luna en 1969, los biólogos marinos se topaban con falta de presupuesto para descubrir el mar.
Ya en los años 50, la difunta bióloga Rachel Carson -que se convirtió en la mayor impulsora de la conservación marina del pasado siglo- denunció que la humanidad conoce mejor el Sistema Solar que nuestros océanos. Y en gran medida continúa siendo así: las limitaciones tecnológicas (y la falta de presupuesto) para explorar un medio de distinta gravedad y presión, a menudo falto de luz y poco cómodo para los animales terrestres, han hecho que aún quede por explorar más del 95% de los mares.
Fred Grassle, de la Universidad Rutgers de EEUU, decidió en 1995 hacer algo al respecto cuando se percató de que la más sencilla de las preguntas no tenía respuesta conocida. ¿Qué vive en los mares? Era una pregunta de niños, y la ciencia no sabía responder.
Cinco años después nacía el proyecto más ambicioso relativo a los océanos: el Censo de la Vida Marina. Por primera vez, las ciencias del mar recibían un generoso presupuesto (principalmente de la Fundación Alfred P. Sloan) para crear una lista de todas las especies oceánicas.
El próximo martes, en la primera Conferencia Mundial de Biodiversidad Marina que se celebrará en Valencia, más de 500 científicos de ámbito internacional discutirán sobre las últimas investigaciones marinas. El Censo será uno de los proyectos que se debatirán.
Desde el año 2000, y hasta 2010, más de 2.000 científicos de 82 países trabajan por catalogar el mayor número posible de formas de vida que habitan en el mar. "La dimensión del proyecto superó en dos o tres veces lo esperado", explica a ELMUNDO.ES Ron D'Or, científico del Censo de la Vida Marina.
Para finales de 2010, cuando se presente el proyecto final, se espera que se hayan descrito un total de 240.000 especies marinas. De momento, se han identificado 130.000, de las cuales 5.300 son nuevas para la ciencia. Las cifras podrían magnificarse si se incluyen los microorganismos: el número de especies nuevas "podría aumentar a un millón" para 2010", dice D'Or. (El proceso para declarar nueva a una especie es complicado y lento. De las 5.300 especies nuevas, de momento sólo hay plenamente confirmadas 111).
¿Podremos decir entonces que el mar es ya por fin un misterio desvelado? En absoluto. Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años, el mar sigue siendo un gran desconocido. Incluso sin contar a los microbios, que son la forma de vida dominante del planeta, Ron D'Or estima que aún aguardan en las profundidades marinas "cientos de miles de especies" sin descubrir.
"Las llanuras abisales cubren el 60% del océano. Obtener muestras es muy caro y lleva mucho tiempo. Con nuestras expediciones sólo hemos llegado a explorar el equivalente a dos campos de fútbol de estos hábitats", añade D'Or. Es decir, una extensión ridícula en la vastedad del mar.
Hay que tener en cuenta que el océano tiene una profundidad máxima de 11 kilómetros y la tecnología para descender a los fondos con equipos científicos es limitada. (Al recientemente fallecido Jacques Piccard le honra haber sido el primer hombre en alcanzar, metido en un batiscafo, los casi 11.000 metros de profundidad que hay en las fosas Marianas).
Aun así, el Censo de la Vida Marina ya ha multiplicado por dos el número de muestras recogidas de esos fondos abisales.

Una labor exhaustiva
El Censo dará cuenta de la diversidad, la distribución y la abundancia de la biodiversidad marina. Es decir, cuántas especies hay, cuántas pueden quedar por descubrir, si las especies son abundantes o escasas, cuáles son sus puntos de distribución geográfica, sus migraciones (algo importante para especies comerciales como el atún) e incluso sus códigos genéticos (de gran potencial para la industria farmacéutica).
La aventura ha sido calificada de fascinante. A lo largo de estos ocho años, los científicos han explorado lugares remotos y muchas veces inaccesibles, donde han avistado accidentes geográficos hasta ahora desconocidos. Un nuevo continente sumergido entre EEUU y Europa dejó boquiabiertos a los exploradores y les concedió el inolvidable regalo de una biodiversidad nunca antes imaginada.
La exploración de hábitats considerados hostiles, como las chimeneas submarinas y otras zonas sin oxígeno, también depararon sorpresas. Desde los gigantismos antárticos (estrellas de mar y otros animales inusualmente grandes) hasta las fantásticas criaturas abisales, sin olvidar el tesoro invisible, aquél de los mircoorganismos, el mar ha hecho sus primeras confesiones, y son de una riqueza sin precedentes.
El catálogo, el primero que se hace sobre todas las especies marinas conocidas, servirá a los científicos para estudiar mejor el impacto del cambio global (todos los fenómenos derivados de la actividad humana que tienen un impacto sobre el sistema terrestre, como el cambio climático, la contaminación o la sobrepesca) en la vida marina.
Algunos de los proyectos más interesantes incluyen el estudio de la chimenea submarina más profunda del mundo por parte de miembros del ChEss, el hallazgo de una nueva colonia de estrellas de mar (proyecto CenSeam y de nuevas especies en el Ártico (proyecto NaGISA) y en Hawai (proyecto CReefs), las propuestas de conservación marina en África o las nuevas claves evolutivas de los moluscos (proyecto CAML).
En fin, una serie de exhaustivas y tecnológicamente innovadoras investigaciones que culminarán en 2010 con el gran libro de la vida marina, que tendrá su contraparte en la Enciclopedia de la Vida: cada especie tendrá su página web.
Según Ron, la idea de hacer un nuevo catálogo para 2020 es tentadora, pues serviría para hacer una comparación y deducir en qué estado se encuentran nuestros mares: si han empeorado, y si es así, cuántas especies han desaparecido.

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