Colombia no sabe cuanto se deforesta realmente

Colombia sigue sin tener cifra anual de deforestación

Fecha de Publicación
: 14/03/2013
Fuente: El Tiempo (Colombia)
País/Región: Colombia


Mientras el Ideam asegura que entre 2005 y 2010 la selva amazónica colombiana ha perdido el 1 por ciento de sus bosques, la fundación Gaia Amazonas sostiene que la cifra alcanza el 1,4 por ciento.
Esta diferencia estadística motivó la creación de una mesa temática sobre deforestación, que este jueves discutirá cuál sería el mejor camino para tener con certeza una cifra real nacional de tala.
“Las instituciones carecen de información sobre la situación de los ecosistemas. Mientras no se tenga dicha información para un monitoreo y control, no se debería intervenir la región por principio de precaución”, explicó Martín Von Hildebrand, director de la fundación Gaia-Amazonas, uno de las organizaciones que lideran la mesa temática. A ella se une el Instituto de Investigaciones Amazónicas (Sinchi) y la fundación Alisos.
La directora de esta última, Wendy Arenas, denunció que Colombia continúa sin una tasa anual de deforestación. A diferencia de Brasil, el país presenta un informe sobre deforestación cada cinco años. Sin embargo, en el Plan de Desarrollo de 2010 se fijó establecer la tasa anual, una obligación que el Estado está en mora de cumplir. “Ya sea por los mecanismos de medición del fenómeno, o por la desarticulación de las instituciones, las cifras no están unificadas. Tener un debate técnico abierto a la opinión pública, según los teóricos, resulta estrictamente necesario”, agregó Arenas.
Las presiones sobre la cuenca amazónica nacional, que abarca el 42 por ciento de su territorio, son evidentes. Las fotografías satelitales de la zona muestran la desaparición progresiva del espeso bosque tropical, dejando en su lugar extensas sabanas.
Según el más reciente informe Amazonia bajo presión, presentado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), la minería, las concesiones para realizar proyectos viales y la explotación de petróleo son algunas de las principales amenazas que resiste la región. De acuerdo con ese estudio, si no se toman medidas radicales, para el 2050 la mitad del bosque podría desaparecer.
Actividades como la ganadería, la agricultura y la extracción legal e ilegal de madera también han contribuido a la deforestación. A medida en que avanza la tala y la frontera agrícola, se van perdiendo especies nativas y otras tantas entran a engrosar la lista de especies amenazadas. Las consecuencias ya empiezan a evidenciarse, pues en la región ha disminuido la biodiversidad y ha aumentado la liberación de dióxido de carbono (CO2), que contribuye con el calentamiento global. Además, los suelos han empezado a erosionarse perdiendo su fertilidad. Por su parte, la contaminación de aguas con productos químicos, resultado de la fumigación, afecta la fauna y la flora acuática.
El Amazonas, conocido como el “pulmón del mundo”, por liberar el 20 por ciento del oxígeno del planeta, se está viendo afectado por intereses económicos y políticos que se superponen a los medioambientales.
“Allí seguimos impulsando un desarrollo convencional, y el problema no es que el desarrollo sea económico, sino que aún no es sostenible, adaptado a las condiciones de la selva amazónica y usando plantas medicinales y otros conocimientos ancestrales. Colciencias tiene una gran responsabilidad en este aspecto”, señaló.
La peor situación de la Amazonia gira en torno al desconocimiento de los ecosistemas y culturas por parte del Estado y las instituciones, tal como lo indica la ausencia de cifras sobre los casos de minería legal e ilegal que se desarrolla en su territorio y que empeoran la destrucción de las plantas milenarias que allí habitan.
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