La contaminación por plásticos es "generalizada" en el Ártico, incluso en el fondo marino

Fecha de Publicación: 07/04/2022
Fuente: La Vanguardia (España)
País/Región: Ártico


La contaminación por plásticos se extiende por todos los rincones del planeta... Esta expresión convertida en tópico (lugar común, idea o expresión muy repetida) es cada vez más literalmente cierta.
Pongamos por caso los hielos y aguas más inhóspitas del Polo Norte... Un estudio de revisión de datos científicos que publica (5 de abril de 2022) la revista Nature Reviews Earth & Environment (del grupo Nature) destaca textualmente que "la contaminación por plásticos es ahora generalizada en el Ártico, incluso en áreas sin actividad humana aparente, como el lecho marino profundo".
Los datos recopilados por el equipo que encabeza Melanie Bergmann, del Instituto Alfred Wegener - Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina en Bremerhaven (Alemania), muestra que los residuos de "se han infiltrado en los sistemas terrestres y acuáticos, la criosfera y la atmósfera del Ártico".
"Aunque parte de la contaminación proviene de fuentes locales (pesca, vertederos, aguas residuales y actividad industrial en alta mar), las regiones distantes son una fuente importante, ya que las corrientes oceánicas, el transporte atmosférico y los ríos transportan el plástico desde latitudes más bajas hasta el Ártico", indican los autores de este estudio en el que se han revisado los trabajos científicos publicados sobre este problema en los últimos años.
"Una vez en el Ártico, la contaminación por plásticos se acumula en ciertas áreas y afecta los ecosistemas locales [...] se han registrado interacciones tales como enredos e ingestión de desechos marinos para mamíferos, aves marinas, peces e invertebrados", señala el equipo formado por Melanie Bergmann, France Collard, Joan Fabres, Geir Gabrielsen, Jennifer Provencher, Chelsea Rochman, Erik van Sebille y Mine  Tekman.
El resumen del artículo concluye con una reivindicación igualmente clara: "Se necesita con urgencia la mitigación tanto a nivel regional como internacional para disminuir la producción y utilización de plástico, lograr la circularidad y optimizar la gestión de residuos sólidos y el tratamiento de aguas residuales".

Datos para estar preocupados
La producción de plásticos sintéticos ha crecido rápidamente desde la década de 1950, alcanzando los 368 millones de toneladas por año en todo el mundo en el balance de 2019, recuerda este estudio haciendo referencia a datos oficiales de la industria del plástico. "Cada año, entre 19 y 23 millones de toneladas métricas de residuos plásticos mal gestionados se transfieren desde fuentes terrestres al agua en todo el mundo", recuerdan igualmente los autores del nuevo estudio, sin olvidar que estos productos son persistentes en el medio natural y que su acumulación sigue en aumento.
"Todavía se supone que el Ártico es una región aislada y en gran parte intacta", indica Melanie Bergmann, “pero en nuestra revisión, que realizamos conjuntamente con colegas de Noruega, Canadá y Países Bajos, mostramos que esta percepción ya no refleja la realidad".
"El artículo muestra una realidad preocupante: en prácticamente todos los hábitats, desde las playas y la columna de agua hasta el fondo marino, se puede encontrar un nivel de contaminación por plásticos similar al de regiones densamente pobladas de todo el mundo", indica una nota divulgativa publicada por el Instituto Alfred Wegener.
La contaminación proviene tanto de fuentes locales como distantes. A esto contribuyen especialmente las corrientes oceánicas del Atlántico y el Mar del Norte, y del Pacífico Norte sobre el Estrecho de Bering. El viento también transporta diminutas partículas de microplásticos hacia el norte. Luego están los ríos: aunque el Océano Ártico representa solo el 1% del volumen total de los océanos del mundo, recibe más del 10% de la descarga global de agua de los ríos, que transportan plástico al océano, por ejemplo, desde Siberia.
Algunas de las fuentes locales más importantes de contaminación son los desechos municipales y las aguas residuales de las comunidades del Ártico y los desechos plásticos de los barcos, especialmente los pesqueros, cuyas redes y cuerdas plantean un grave problema. Ya sea arrojados intencionalmente al océano o perdidos involuntariamente, representan una gran parte de los desechos plásticos en el sector europeo del Ártico: en una playa en Svalbard, casi el 100 por ciento de la masa plástica arrastrada a la costa provino de la pesca según indica el nuevo estudio.
“Desafortunadamente, hay muy pocos estudios sobre los efectos del plástico en los organismos marinos del Ártico”, explica Bergmann. “Pero hay evidencia de que las consecuencias allí son similares a las de las regiones mejor estudiadas: también en el Ártico, muchos animales (osos polares, focas, renos y aves marinas) se enredan en plástico y mueren. En el Ártico, también, el microplástico ingerido involuntariamente probablemente conduce a un crecimiento y una reproducción reducidos, a estrés fisiológico e inflamaciones en los tejidos de los animales marinos, e incluso corre por la sangre de los humanos”.

Relación con el cambio climático
Los datos disponibles sobre los posibles efectos de retroalimentación entre los desechos plásticos y el cambio climático son particularmente escasos. “Aquí, hay una necesidad urgente de más investigación”, indica Bergmann. “Los estudios iniciales indican que el microplástico atrapado cambia las características del hielo marino y la nieve”. Por ejemplo, las partículas oscuras podrían significar que el hielo absorbe más luz solar y, por lo tanto, se derrite más rápidamente.
A su vez, debido a lo que se conoce como retroalimentación del albedo del hielo, esto puede intensificar el calentamiento global. Además, las partículas de plástico en la atmósfera proporcionan núcleos de condensación para las nubes y la lluvia, lo que significa que podrían influir en el tiempo y, a largo plazo, en el clima. Y por último, pero no menos importante, a lo largo de su ciclo de vida, los plásticos son actualmente responsables del 4,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
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