Las olas de calor derivadas del cambio climático

Cambio climático: el responsable de las mortales olas de calor

Fecha de Publicación
: 18/08/2020
Fuente: InfoBae (Argentina)
País/Región: Internacional


Hace calor afuera. Los titulares revelan otro récord de temperatura sobre el círculo polar ártico, incendios en las profundidades de la Amazonía e inundaciones y sequías más intensas en todo punto intermedio.
También están los que se catalogan como escépticos racionales, los eco-pragmáticos y otros que buscan atención diciendo que, sí, es verano en el hemisferio norte, que el clima ya ha sido caliente en el pasado y que debemos analizar estadísticas agresivas en lugar de titulares y emociones.
Hagámoslo. Sí, hubo inundaciones y sequías bíblicas mucho antes de que la humanidad comenzara a quemar combustibles fósiles. También es cierto, por supuesto, que las sociedades modernas están mejor preparadas para capear estos eventos extremos, y que algunos impactos observados se deben a que más personas y su riqueza se han expuesto a peligro (lamentablemente, a menudo con el apoyo equivocado de políticas gubernamentales).
Precisamente una mirada más cercana a las estadísticas nos revela por qué incluso cambios relativamente pequeños en las temperaturas medias globales son tan importantes.
Está lo climático y el clima. No son lo mismo literalmente, por supuesto. Climático se refiere al largo plazo mientras que el clima es lo del momento. Climático sería nuestra personalidad y el clima nuestro estado de ánimo hoy. Lo climático sería el promedio del clima.
Este gráfico del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU muestra como los dos están estrechamente relacionados.
Vemos tantos récords de temperaturas altas precisamente porque en este punto las temperaturas medias globales ya han aumentado más de 1° C. Esos aumentos relativamente pequeños en las temperaturas medias no solo hacen que haya un poco más de probabilidad de clima cálido. Aumentan mucho la posibilidad de que se produzcan climas cálidos extremos. Si agregamos más variabilidad de temperatura a la ecuación, la posibilidad de extremos aumenta aún más.
El calor mata. Que la temperatura exterior sea de 21° C o 22° C hace poca diferencia. Sin embargo, si se aumenta a 32° C, comenzarán a suceder todo tipo de cosas malas.
Las temperaturas más altas hacen que los trabajadores y, con ello, economías enteras sean menos productivos. Destruyen cultivos, animales, y hasta mueren personas, especialmente poblaciones pobres. Un día adicional por encima de los 32° C aumenta la probabilidad de morir ese año en 0,11%. Y eso apenas en Estados Unidos.
La población india tiene de 5 a 10 veces más probabilidades de morir a causa del calor extremo, mayormente en India rural. Los indios urbanos relativamente más ricos tienen la misma tasa de mortalidad por calor extremo que el estadounidense promedio, lo que apunta al impacto de la pobreza extrema. Los ricos se adaptan. Los pobres sufren.
Si el cambio climático es su personalidad y el clima su estado de ánimo, el cambio climático nos está convirtiendo a todos en personas más malhumoradas. Eso aplica a más rabia en las carreteras y accidentes automovilísticos en días calurosos como también a la incrementada agresión policial, los robos, la violencia doméstica, los asaltos y los asesinatos.
Estos efectos individuales se extienden a un aumento rebeliones campesinas en Qing China, la inestabilidad política en el Egipto medieval, los disturbios étnicos en India, el conflicto comunal en África subsahariana, y los conflictos civiles y golpes políticos a nivel mundial. El vínculo entre lo climático y el conflicto es fuerte y, sin duda, el cambio climático es cada vez más fuerte.
Unas cuantas noches más calientes podrían sonar bien después de autoaislarse con el aire acondicionado (que ayuda a transmitir covid-19) todo el día. Pero esos pequeños aumentos en los promedios mundiales van de la mano con grandes aumentos en eventos extremos. Estos extremos no solo son desagradables. Con demasiada frecuencia son mortales.
Gernot Wagner escribe la columna Risky Climate para Bloomberg Green. Enseña en New York University y es coautor de Climate Shock. Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Bloomberg LP y sus propietarios.
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