Biodiversidad: el “espejismo” efímero de la recuperación



La fauna recupera su espacio bajo el tamiz de un “espejismo” pasajero

Fecha de Publicación
: 05/05/2020
Fuente: Agencia EFE
País/Región: Internacional


Bajo el inusitado silencio y tranquilidad estos días con la población en sus casas por el coronavirus, grupos de jabalíes, zorros, ciervos y lobos se han visto por las calles, mientras delfines y ballenas campan junto a la costa como parte de un escenario que desborda naturaleza pero es un “espejismo” pasajero.
Estas “pinceladas” de naturaleza aliviada de presión humana son “señales” de mejoría, aunque muy lejos de la recuperación de unos océanos sobreexplotados y en ocasiones, con mucha contaminación cuya solución requiere años de regeneración y no unos pocos meses, según los expertos.
Se trata de signos automáticos en respuesta al parón de la actividad económica, también la pesquera, frente al coronavirus, pero apuntan más a “una potencialidad” en la recuperación que realmente a “un logro”, explica a Efe Fernando Valladares, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El potencial de la naturaleza para empezar a “recolonizar y reocupar” espacios, como confirman además investigaciones recientes, demuestra que “la naturaleza está viva y tiene capacidad de reacción”, pero “no podemos pretender que, en dos, cuatro o cinco meses de confinamiento se recuperen los ecosistemas que llevamos décadas degradando”, advierte el científico.
Valladares recuerda que las especies salvajes que se aproximan estos días a los entornos humanos suelen ser “las más oportunistas, las más adaptables, las más generalistas”, al tiempo que advierte de que una recuperación ambiental realmente “profunda” implicaría “mucho tiempo”.

La regeneración profunda lleva mucho tiempo
Los tiempos de regeneración de la naturaleza “son largos”, a lo que se añade una degradación ambiental global que en ocasiones ha cruzado ya “líneas rojas muy difíciles” de reparar, lamenta el científico.
Disponer de más tiempo durante el confinamiento para observar desde las ventanas la naturaleza es otro de los factores que está elevando la cifra de avistamientos de animales salvajes en las proximidades de áreas de población, explica a Efe la bióloga Pilar Marcos, directora de biodiversidad de la organización Greenpeace.
Con un litoral casi despoblado y unos niveles mínimos de tráfico marítimo, los animales se relajan, aunque hablar de terreno ganado al hombre a largo plazo es “un espejismo”, porque la situación es reversible, y decaerá cuando se reanude el modelo económico de los últimos años con un uso excesivo de los recursos naturales.
Otros factores que están contribuyendo a esta recuperación temporal de la biodiversidad en el mar durante la crisis del coronavirus, según los expertos, son la disminución de vertidos contaminantes a las aguas, el menor ruido marítimo.
Asimismo, influyen la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero no solo desde los barcos sino también del tráfico de aviones que sobrevuelan los mares, y además la caída de la actividad pesquera y los cruceros, que han reducido las colisiones con los cetáceos.
Lamentablemente, advierte a Efe la directora ejecutiva de Oceana en Europa, Pascale Moehrle, “cualquiera de las pequeñas mejorías de la naturaleza observadas estos días se revertirán una vez que la crisis sanitaria finalice, a menos que cambiemos la forma de interactuar con nuestros océanos”.

Interés informativo versus ciencia
En cuanto al nivel exacto de regeneración de la biodiversidad en estas nuevas condiciones con la crisis del coronavirus, el balance no está claro dado que los datos científicos requieren largos períodos de análisis contrastados para establecer conclusiones, recuerdan los expertos.
Frente a los prolongados tiempos de los investigadores a la hora de informar con rigurosidad, los vertiginosos impactos en la naturaleza de la nueva situación emergida por el coronavirus están animando a la sociedad a reclamar información demasiado rápido y a compartir todo tipo de datos a su alcance.
Ello provoca a veces desinformación, como la publicación en redes sociales de fotografías falseadas por un posible exceso de optimismo ambiental, como unos ya populares cisnes y delfines en los canales de Venecia que dieron la vuelta al mundo y no eran reales.
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