Chile apuesta por la conservación de ecosistemas acuáticos
7:00 | 
Publicado por
Eco Sitio |
Conservación de ecosistemas acuáticos: el rol de las áreas silvestres protegidas
Fecha de Publicación: 12/09/2017
Fuente: Prensa Antartica
País/Región: Chile
En Chile, existe una amplia extensión de territorio bajo protección y se espera que las áreas protegidas jueguen un rol fundamental en la conservación de la biodiversidad nacional. Sin embargo, cabe preguntarse qué tipo de ecosistemas se encuentran protegidos, si esta protección es efectiva o si estas áreas son representativas de la biodiversidad del país o de la Región de Magallanes.
Actualmente, solo las áreas silvestres protegidas pertenecientes sistema de conservación público (SNASPE), cubren una superficie aproximada de 14 millones de hectáreas, correspondiente al 19% del territorio nacional continental. A esto, debemos sumar las iniciativas de conservación privadas (ICP) con más de 300 unidades a nivel nacional. En Magallanes, el conjunto de las áreas silvestres protegidas públicas y privadas cubren alrededor del 60% del territorio regional. Además, algunos proyectos de ampliación y creación de nuevas áreas, aumentarían esta superficie bajo protección. Pero cantidad no siempre implica calidad.
Estas áreas fueron creadas a través de la historia del país por distintas motivaciones, que no siempre fueron la conservación de los ecosistemas, como consecuencia no todas han sido diseñadas en concordancia con la diversidad y distribución de flora y/o fauna nativa que se pretende proteger, además, con un fuerte sesgo hacia la protección de ecosistemas terrestres, en relación a ecosistemas acuáticos marinos y dulceacuícolas. En este sentido, algunas de las brechas importantes que se reconocen en este sistema son: la baja representatividad de los ecosistemas protegidos, y la falta de una gestión efectiva para la conservación de estos territorios que permita que estas no se conviertan en áreas protegidas “de papel”.
Los ecosistemas acuáticos dulceacuícolas, por ejemplo, en la mayoría de los casos se incluyen solo en parte dentro de las áreas protegidas terrestres pero no en la planificación y gestión de las mismas. Las unidades geográficas básicas para la conservación de estos ecosistemas deberían ser las cuencas hidrográficas, pero solo parte de ellas son incluidas en áreas protegidas. Por otro lado, la protección de la biodiversidad de estos ecosistemas, supone un conflicto entre la conservación de peces nativos: muy singulares, fuertemente amenazados, de gran importancia ecológica pero sin aparente importancia socio-económica, y la mantención de peces exóticos como truchas y salmones, que son un importante recurso, sobre todo para actividades como pesca recreativa y turismo. En los hechos, los peces nativos son escasamente protegidos en las áreas silvestres e incluso la mantención de especies exóticas provoca mayor preocupación de parte de las autoridades competentes.
La cuenca del río Serrano, por ejemplo, protegida en parte por el Parque Nacional Torres del Paine, posee la mayor diversidad de especies de peces de agua dulce en la región, y su protección es de vital importancia para la conservación de esta fauna. Sin embargo, dentro de esta cuenca, los ecosistemas con mayor diversidad nativa quedan fuera de toda protección y en los sectores protegidos, no se ha implementado ninguna medida de conservación efectiva de esta fauna nativa como podría ser el control de las especies exóticas (truchas y salmones) que las amenazan. Diseñar e implementar medidas de gestión que incluyan toda la cuenca, basadas en información científica y que sean efectivas en la conservación de los ecosistemas dulceacuícolas y de la biodiversidad asociada, son fundamentales para avanzar en el cumplimiento del rol de las áreas silvestres protegidas para con nuestro patrimonio natural.
Para el Centro Regional Fundación CEQUA, es un objetivo importante el contribuir a la conservación de nuestro patrimonio natural en áreas silvestres protegidas, y estamos trabajando fuertemente en la generación de conocimiento científico sobre estos ecosistemas y su biodiversidad, en la generación de herramientas de gestión en áreas protegidas, en educación ambiental asociada a estas mismas áreas, entre otras temáticas de interés.
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Fecha de Publicación: 12/09/2017
Fuente: Prensa Antartica
País/Región: Chile
En Chile, existe una amplia extensión de territorio bajo protección y se espera que las áreas protegidas jueguen un rol fundamental en la conservación de la biodiversidad nacional. Sin embargo, cabe preguntarse qué tipo de ecosistemas se encuentran protegidos, si esta protección es efectiva o si estas áreas son representativas de la biodiversidad del país o de la Región de Magallanes.
Actualmente, solo las áreas silvestres protegidas pertenecientes sistema de conservación público (SNASPE), cubren una superficie aproximada de 14 millones de hectáreas, correspondiente al 19% del territorio nacional continental. A esto, debemos sumar las iniciativas de conservación privadas (ICP) con más de 300 unidades a nivel nacional. En Magallanes, el conjunto de las áreas silvestres protegidas públicas y privadas cubren alrededor del 60% del territorio regional. Además, algunos proyectos de ampliación y creación de nuevas áreas, aumentarían esta superficie bajo protección. Pero cantidad no siempre implica calidad.
Estas áreas fueron creadas a través de la historia del país por distintas motivaciones, que no siempre fueron la conservación de los ecosistemas, como consecuencia no todas han sido diseñadas en concordancia con la diversidad y distribución de flora y/o fauna nativa que se pretende proteger, además, con un fuerte sesgo hacia la protección de ecosistemas terrestres, en relación a ecosistemas acuáticos marinos y dulceacuícolas. En este sentido, algunas de las brechas importantes que se reconocen en este sistema son: la baja representatividad de los ecosistemas protegidos, y la falta de una gestión efectiva para la conservación de estos territorios que permita que estas no se conviertan en áreas protegidas “de papel”.
Los ecosistemas acuáticos dulceacuícolas, por ejemplo, en la mayoría de los casos se incluyen solo en parte dentro de las áreas protegidas terrestres pero no en la planificación y gestión de las mismas. Las unidades geográficas básicas para la conservación de estos ecosistemas deberían ser las cuencas hidrográficas, pero solo parte de ellas son incluidas en áreas protegidas. Por otro lado, la protección de la biodiversidad de estos ecosistemas, supone un conflicto entre la conservación de peces nativos: muy singulares, fuertemente amenazados, de gran importancia ecológica pero sin aparente importancia socio-económica, y la mantención de peces exóticos como truchas y salmones, que son un importante recurso, sobre todo para actividades como pesca recreativa y turismo. En los hechos, los peces nativos son escasamente protegidos en las áreas silvestres e incluso la mantención de especies exóticas provoca mayor preocupación de parte de las autoridades competentes.
La cuenca del río Serrano, por ejemplo, protegida en parte por el Parque Nacional Torres del Paine, posee la mayor diversidad de especies de peces de agua dulce en la región, y su protección es de vital importancia para la conservación de esta fauna. Sin embargo, dentro de esta cuenca, los ecosistemas con mayor diversidad nativa quedan fuera de toda protección y en los sectores protegidos, no se ha implementado ninguna medida de conservación efectiva de esta fauna nativa como podría ser el control de las especies exóticas (truchas y salmones) que las amenazan. Diseñar e implementar medidas de gestión que incluyan toda la cuenca, basadas en información científica y que sean efectivas en la conservación de los ecosistemas dulceacuícolas y de la biodiversidad asociada, son fundamentales para avanzar en el cumplimiento del rol de las áreas silvestres protegidas para con nuestro patrimonio natural.
Para el Centro Regional Fundación CEQUA, es un objetivo importante el contribuir a la conservación de nuestro patrimonio natural en áreas silvestres protegidas, y estamos trabajando fuertemente en la generación de conocimiento científico sobre estos ecosistemas y su biodiversidad, en la generación de herramientas de gestión en áreas protegidas, en educación ambiental asociada a estas mismas áreas, entre otras temáticas de interés.
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