Concientizan sobre la posible extinción del jambatu



El jambatu, una especie en peligro crítico de extinción

Fecha de Publicación
: 25/07/2017
Fuente: El Telégrado (Ecuador)
País/Región: Ecuador


Una de las especies de anfibios más representativas y apreciadas de la Sierra centro está en peligro crítico de extinción. Se trata del jambatu, pequeña rana cuyo nombre científico es Atelopus Ignescens y es fácilmente identificable por la coloración negra azabache de su cuerpo. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, este es uno de los animales con mayor riesgo de desaparecer debido a varios factores. Entre ellos el cambio climático, la progresiva explotación de su hábitat y patógenos emergentes, entre otras causas. Por tales motivos, en las últimas 3 décadas se ha notado su ausencia de forma significativa en montañas, valles, cultivos, bosques y ríos del Ecuador. Así lo informa Luis Coloma Román, director del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios. “La ranas Atelopus Ignescens encabezan la lista de animales más amenazados en centro y Sudamérica. El hongo quítrido es un patógeno que afecta directamente a estos anfibios mermando significativamente su población en los últimos 30 años, sin embargo recientes hallazgos demuestran que aún existen colonias de jambatus en varias localidades de la serranía”. A más de esto Coloma explicó que el área de distribución de esta especie va desde Imbabura hasta la provincia de Chimborazo, tanto en la cordillera oriental como en la occidental. Otros de los sectores donde hasta mediados de los años 80 se la podía visibilizar son los valles interandinos. El rango de altitud habitable del jambatu va desde los 2.500 hasta 4.200 m, por lo cual en aquel entonces no era extraño observarlos en los páramos de la Reserva Natural Chimborazo, el Parque Nacional Cotopaxi e incluso en Los Llanganates.

Esperanza de recuperación
Si bien los ambientalistas y biólogos del país no guardaban muchas esperanzas de encontrar colonias de jambatus, en los últimos 5 años varios hallazgos han hecho que cambien su opinión sobre el tema. Uno de los recientes descubrimientos tuvo lugar en Azuay, en septiembre de 2015. Allí, técnicos del Ministerio del Ambiente (MAE) encontraron 3 ejemplares de Atelopus en el sector de Cerro Negro, perteneciente al bosque protector Moya Molón, del cantón Sígsig. De inmediato los ojos de la comunidad científica internacional se posaron sobre este lugar. Las ranas halladas fueron reportadas al Centro de Conservación de Anfibios Amenazados del Zoológico Amaru, en Cuenca y al Centro Jambatu. De inmediato se hicieron esfuerzos por juntar a un macho y una hembra del grupo hallado en Sígsig con la finalidad de que se reproduzcan. “La desaparición del Jambatu significa perder a una de las especies insignes de la Sierra centro, pues para nuestros padres y abuelos era normal verlos y escucharlos en las riberas del río Ambato y más afluentes de la región, pero además es una gran afectación para la agricultura. Estas ranas, como el resto de anfibios, se alimentan de insectos, muchos de los cuales son verdaderas plagas para cultivos de frutas, verduras y hortalizas”, comentó Washington Salinas, biólogo ambateño. Al igual que él, andinistas, turistas y otros ambientalistas tungurahuenses afirman haber observado colonias de jambatus en las márgenes del río Pastaza, en Baños de Agua Santa. “Esta rana y el gallito de la peña (pequeña ave muy colorida y en peligro de desaparecer), son 2 especies que se creían extintas hasta hace poco. No obstante son ya varios los testimonios que afirman haber encontrado grupos de jambatus en el sector de Río Verde y Río Negro, en la vía Baños-Pastaza; incluso varios extranjeros comentan haber filmado a las ranas no solo en zonas cálidas sino además en las que están próximas al Parque Nacional Llanganates, sobre los 3.500 metros de altura, en el cantón Patate”, aseguró Jairo Balladares, guía naturalista de la provincia de Cotopaxi.

Hallazgo más reciente
Otro de los más recientes encuentros con ejemplares de Atelopus Ignescens, tuvo lugar en un pueblito de la serranía ubicado a 6 horas de Quito. Este caso fue documentado por un medio de comunicación extranjero, el cual relató que 2 niños de esa localidad hallaron a una pequeña colonia de jambatus. “Es preferible mantener en reserva el nombre de dicho lugar para evitar una exploración desmesurada, lo que complicaría la delicada situación actual de la especie. No obstante es alentador saber que cada vez hay más hallazgos de esta especie”, agregó Luis Coloma. Como en este caso, el objetivo de los científicos y fundaciones de protección de anfibios a nivel nacional es poner en marcha planes de conservación en estas zonas y conseguir que las ranas se reproduzcan en cautiverio. Según el portal web del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios del Ecuador, en los ranarios de esta unidad se ha logrado la reproducción exitosa de esta familia de anfibios. Luego de la recuperación de 43 individuos del Jambatu Negro de Páramo en el 2016, una pareja de la especie reprodujo 500 huevos que se encuentran en crecimiento en el Centro Jambatu. Además se informa que en el Bioparque Amaru de Cuenca, se ha realizado el mismo procedimiento extra situ con la rana Arlequín Triste, otra de las especies amanezadas en el país. “Estos son grandes logros para la conservación de fauna silvestre del Ecuador y grandes pasos para la comunidad científica nacional. Cuando hablamos de salvar una especie siempre nos imaginamos al solitario George, una tortuga única en su género que murió en 2012 en Galápagos, pero no tomamos en cuenta animalitos tan pequeños como el jambatu, pájaros, insectos y hasta roedores, los cuales muchas veces resultan indispensables para la agricultura o la polinización natural de los campos”, dijo Mireya Játiva, conservacionista de la capital. Tanto en el Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios del Ecuador como en el Bioparque Amaru de Cuenca, el aporte del MAE ha sido significativo. Esta cartera de Estado, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha equipado este primer espacio con tecnología de última generación dirigido a laboratorios y ranarios del lugar. Allí además se cuenta con un Banco de Vida en el que hasta el momento se albergan pieles, moléculas, germoplasma y otros elementos bióticos del 36%, aproximadamente, de las 186 especies de anfibios en amenaza de extinción en el país.
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