Siguen justificando la matanza de delfines en Japón

Autoridades japonesas defienden práctica sangrienta contra delfines

Fecha de Publicación
: 02/02/2016
Fuente: PL
País/Región: Japón


Las autoridades japonesas apoyaron una vez más la práctica sangrienta de matar delfines, tras negar entrada al país del estadounidense Rick O'Barry, un conocido activista contra la caza anual de esos ejemplares en la localidad nipona de Taiji.
Según informes, los oficiales de inmigración en el aeropuerto capitalino de Narita retornaron a O'Barry hacia Estados Unidos sin miramientos ni explicaciones.
El activista fue uno de los principales entrevistados en el documental "The Cove" que ganó uno de los premios Oscar en 2009, el cual describe la matanza del mamífero marino en la mencionada localidad.
Hasta ahora el Buró de Inmigración de la terminal aérea tokiota, no emitió comentario alguno sobre el caso e incluso por lo rápido del rechazo a permanecer en el país, O'Barry no pudo presentar su apelación ante las autoridades.
En Taiji, prefectura japonesa de Wakayama, se concentran los pescadores con permiso y anuencia del Gobierno local que facilita el asesinato de miles de delfines y marsopas de siete especies diferentes.
Esa costumbre la defienden los gobernantes de Japón en conformidad con las costumbres locales.
La mayoría de los animales sacrificados pasan a ser platillos de alto precio, mientras los sobrevivientes los venden a acuarios de todo el mundo, según la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA).
En abril de 2015, WAZA, que aglutina a más de mil 300 entidades, expulsó a la Asociación Japonesa de Zoológicos y Acuarios (JAZA) por violar el código de ética sobre el bienestar de los delfines y otros ejemplares marinos.
La entidad internacional emitió una declaración sobre lo vano de años de trabajo en el intento de detener la matanza y posterior venta de animales.
Ante tal posición de rechazo mundial, la asociación japonesa decretó la prohibición de comprar delfines provenientes de Taiji y de participar en la exportación de esos animales.
Esa medida recibió el aplauso de los ecologistas, en tanto que la consideraron de gran avance y bienvenida, dentro de un enfoque de trabajar en colaboración con los socios internacionales para mejorar el bienestar y la conservación de la fauna.
A la asociación japonesa están afiliados 150 parques zoológicos y acuarios, incluidos el Churaumi, el acuario de Okinawa, uno de los más grandes del mundo.
Sin embargo, el alcalde de Taiji, Kazutaka Sangen, afirmó que se mantendrá la costumbre de matar delfines a fin de "proteger a pescadores que realizan capturas con permiso de los gobiernos locales y centrales. La pesca de los delfines no va a terminar", enfatizó.
De acuerdo con estadísticas, los cazadores sacrificaron 751 ejemplares durante la temporada de septiembre de 2014 a marzo de 2015.
Otros 80 permanecieron en cautiverio y 251 fueron puestos en libertad. Esas cifras se derivan de estimaciones de observadores independientes.
El grupo ecologista Sea Shepherd refirió en una declaración que prohibir la matanza de Taiji, era una gran noticia para los delfines. "Con la eliminación de la demanda de delfines, la caza de Taiji es un gran paso para salvar al mamífero marino", indicó el comunicado.
En tiempo reciente y con apoyo multitudinario en redes sociales como Twitter y Facebook, la japonesa Yoko Ono, viuda del exBeatle John Lennon, solicitó el abandono de la caza de los mamíferos marinos, una actividad rechazada por casi todo el planeta.
Ono publicó una carta abierta dirigida a los habitantes de la pequeña ciudad ahora famosa por la película ganadora del Oscar.
Según la activista, la caza, durante la cual acorralan a decenas de animales para luego venderlos a acuarios o convertirlos en alimento, daña la reputación de Japón.
Continuar con esa práctica dará una excusa para que los niños en China, India y Rusia hablen mal de Japón, escribió en su blog personal "Imagine Peace".
Y añadió: "Durante años hemos trabajado duro para que haya comprensión de la vida nipona en el mundo y la caza de delfines no contribuye a esa causa".
A la carta abierta de Yoko Ono se sumó la escrita por la embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, quien expresó preocupación por la matanza de los delfines en Taiji, de la cual opinó se trata de una muestra de deshumanización.
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