Proponen "Posidonia" para remediar los fondos marinos



Un huerto marino de ‘Posidonia’

Fecha de Publicación
: 12/12/2013
Fuente: AFP
País/Región: Internacional


La Posidonia oceánica debe su nombre a Poseidón, dios del mar; y su apellido al océano, aunque erróneamente, ya que se trata de una planta endémica del Mediterráneo. Se la conoce también, impropiamente, como alga de vidrieros, porque antiguamente sus hojas se empleaban como embalaje para proteger las cristalerías. Pero no es un alga, sino una planta fanerógama muy parecida a las terrestres perfectamente adaptada al medio subacuático.
Crece sobre fondos poco profundos, de unos 25 o 30 metros, ocupando grandes extensiones de muchos ejemplares que forman una pradera. Su crecimiento es muy lento, de unos tres centímetros al año los rizomas rastreros, que van colonizando el sustrato; y de uno los verticales, que buscan la luz para realizar la fotosíntesis.
En el año 2006, durante el desarrollo del proyecto Conservación de praderas submarinas, en el que participaba el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA) junto con investigadores de diferentes universidades, se encontró en aguas de Formentera un ejemplar de ocho kilómetros de longitud en el que todas las plantas procedían de una misma semilla. Calculando su ritmo de crecimiento se dedujo que la pradera tenía unos 100.000 años de antigüedad.

¿Es posible restaurar una pradera de Posidonia?
Jorge Terrados, científico del IMEDEA, comenta que una hectárea de esta planta destruida tarda siglos en recuperarse, por lo que hablar de restauración es algo teórico. «Los daños que se causan a la Posidonia son irreversibles, porque aunque se consiguiera que enraizara tardaríamos cientos de años en ver una pradera». Y es que, a pesar de su importancia en el ecosistema marino mediterráneo, hay muchos aspectos relacionados con su ciclo vital que son bastante desconocidos.
«Uno de los primeros intentos –explica Terrados– fue el uso de fragmentos de la propia planta, pero se comprobó que las posibilidades eran escasas. La otra vía es utilizar las semillas, un método que favorece la diversidad genética. Aunque con estas iniciativas de ‘regeneración’ siempre hay que ser muy prudentes, son experimentales y sus resultados sólo se verán a largo plazo».
Terrados participa en el proyecto Técnicas de Recuperación y Expansión de las Praderas de Posidonia oceanica mediante reimplante con semillas, que se está realizando en Águilas (Murcia), precisamente en una zona donde esta planta desapareció por efecto de la contaminación producida por una jaula para engorde de lubinas. Los trabajos consisten en la recolección de las semillas de Posidonia en las playas, su cultivo en laboratorio manteniéndolas en acuarios y, posteriormente su traslado y fijación en el fondo marino.

Iniciales de Estructuras de Regeneración de Posidonia
Es un proyecto pionero de ámbito nacional financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, dentro del Plan Nacional de I+D+I, en el que participan el IMEDEA, la Fundación Centre Pitiusa d’Estudis Avançats, el Centro Internacional de Investigación de los Recursos Costeros, el Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería, las Universidades de Cataluña y Murcia, y la empresa ibicenca Active Generation.
Su objetivo es el diseño, desarrollo, construcción e implantación de una estructura que permita albergar en su interior semillas y plantas en sus estadios iniciales, en particular de Posidonia y Cymodocea, otra fanerógama que se asemeja a la Posidonia, aunque de menor tamaño. Se ha observado que en algunos casos, el proceso de colonización del sustrato, que ayuda a estabilizar la arena frente a la acción del oleaje, se inicia con la Cymodocea, que tiene un ciclo de crecimiento más rápido y que, al fijar el sedimento, facilitaría el desarrollo de una pradera de Posidonia en el futuro.
La instalación de la estructura ‘regeneradora’, prevista para 2010, se realizará en aguas Pitiusas. Se investiga el diseño de un prototipo similar a un arrecife, formado por elementos y materiales no agresivos para el medio y, en especial, se está estudiando la posibilidad de usar fragmentos de la propia planta.
La idea es que el semillero se integre en el mar causando el mínimo impacto, y funcione durante un periodo de unos cinco o seis años, protegiendo a las plantas en su interior de los embates del oleaje para que enraícen, y que luego, paulatinamente, se vaya degradando la estructura por sí misma.
Para el diseño adecuado del semillero hay que partir previamente de los trabajos ya realizados sobre las praderas de Posidonia y, en especial, de las experiencias realizadas mediante el reimplante con semillas en distintas condiciones, para ver si es posible facilitar su supervivencia. Las experiencias de Murcia servirán como base para el proyecto de Ibiza, ya que ambos se complementan o, más bien, se continúan, según explica el doctor Terrados.

Ciclo
La Posidonia ha desarrollado sus propios mecanismos para diseminar las semillas. Su fruto, conocido como oliva de mar, posee una semilla cubierta por un pericarpio poroso que le permite flotar. El oleaje ayuda al fruto a separarse de la planta y ascender hasta la superficie, donde es arrastrado hasta que el pericarpio se descompone y la semilla, que no flota, cae al fondo. Si se dan las condiciones, en unas tres semanas, brotará una plántula que intentará fijarse en el fondo marino. Como en la mayoría de plantas, el éxito de la Posidonia como especie depende de la producción de miles de semillas, ya que la mayoría acaban en las playas o se pierden en alta mar.
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