Mal manejo de los agroquímicos en Paraguay
14:26 | 
Publicado por
Eco Sitio |
Malos manejos de los agroquímicos en chacras arriesgan salud de campesinos
Fecha de Publicación: 05/10/2008
Fuente: ABC Digital
País/Región: Paraguay
La investigación de la organización BASE IS, que buscó asociar las malformaciones en recién nacidos con la exposición de sus padres a pesticidas “es incompleta y no concluyente”, según técnicos, aunque sí demuestra que los campesinos están más expuestos a los venenos en sus propias fincas, con productos adquiridos por ellos, antes que en forma pasiva, por culpa de sus vecinos.
Las profesionales médicas investigadoras, Stela Benítez Leite, María Luisa Macchi y Marta Acosta admitieron en sus resultados que es débil la asociación que se puede hacer entre defectos de niños al nacer y algunos tipos de exposiciones a productos agroquímicos, así como la necesidad de un lapso más prolongado con el fin de conseguir un mayor número de casos para que los resultados sean confiables.
Las expertas mencionadas concluyeron también que para confirmar la hipótesis que ellas denominaron “hallazgo”, hacen falta otros tipos de estudios más específicos de la medicina, en la misma zona de Itapúa.
Entre otras cosas, las profesionales aplicaron un cuestionario estructurado a padres de niños nacidos en el Hospital Regional de Encarnación, desde el 28 de marzo del 2006 hasta febrero del 2007, a través de médicos y enfermeras.
Durante la investigación analizaron 139 fichas de recién nacidos, de los cuales 52 fueron considerados casos de malformaciones y 87 actuaron de control, por ser niños sin defectos nacidos inmediatamente después de los casos.
El total de los nacidos vivos en el citado hospital, durante el periodo de la investigación, fue de 2.414 niños, de los cuales 52, cerca de 2,2%, resultaron con malformaciones congénitas.
Entre los aspectos más llamativos de los resultados estadísticos que lograron Benítez, Macchi y Acosta figuran que en el 57,7% de los casos de malformaciones, los padres no viven cerca de campos fumigados.
De acuerdo con los datos del estudio, de las 139 fichas analizadas, el 55% procedía de padres que residían en el área urbana de Encarnación, de las cuales el 34%, es decir 26 de 77, resultaron casos de malformaciones.
Estas 26 malformaciones de niños cuyos padres viven en la ciudad resultaron exactamente iguales en cifra a los 26 niños nacidos deformes y cuyos padres viven en el área rural de Itapúa.
Una de las críticas que hicieron técnicos respecto a la investigación en cuestión es que para validar sus resultados estadísticos, haría falta aplicar la misma metodología en otras dos zonas, una con similares características de producción agrícola a la de Itapúa y otra donde las condiciones de uso de agroquímico es diferente, por ejemplo, zonas ganaderas como el Ñeembucú o San Pedro, donde solamente el 8% corresponde al área de la agricultura mecanizada a la que algunos pretenden responsabilizar de los resultados.
Considerando que el estudio de Base IS es generalmente empleado para argumentar el supuesto uso irresponsable masivo e indiscriminado de los agroquímicos por parte de los sojeros, es contradictorio que la relación estadísticamente más significativa encontrada sea precisamente debido al almacenamiento de agrotóxicos en la propia casa o habitación de los campesinos.
Observando la tabla de resultados, explica que en los casos de malformaciones, en el 28,8%, sus padres estuvieron expuestos a agrotóxicos, pero no diferencia si les ocurrió trabajando en su chacra, o como obrero en un sojal o en forma pasiva en un camino vecinal o por fumigaciones aéreas.
En el ítem de pregunta que refiere a la utilización de equipos de protección al aplicar los pesticidas por parte del padre del niño nacido mal formado (No diferencia si es agricultura mecanizada empresarial o su propia finca), solo 4 de 51 casos (7,8%) usa equipos de protección. De esto se deduce que la desinformación sobre el peligro de los agroquímicos es muy grande en el campo, porque el 92,2% de los encuestados en el marco de la investigación, no se protege al realizar trabajos de fumigación.
En una parte del documento las médicas aclaran que encontraron los antecedentes de malformaciones congénitas en la familia como una asociación fuertemente estadística y mayor riesgo de presentar malformación, que podría estar relacionada a causas genéticas.
Se debe destacar que este trabajo científico es el primero que aborda los efectos de los pesticidas sobre la salud humana y tiene el mérito de instalar un debate serio, pero que debe ser desapasionado sobre quién tiene la culpa, los “terroristas del agrotóxico” (sojeros), los campesinos algodoneros o el Estado que poco hace por enseñar y controlar la seguridad e higiene agropecuaria.
Fecha de Publicación: 05/10/2008
Fuente: ABC Digital
País/Región: Paraguay
La investigación de la organización BASE IS, que buscó asociar las malformaciones en recién nacidos con la exposición de sus padres a pesticidas “es incompleta y no concluyente”, según técnicos, aunque sí demuestra que los campesinos están más expuestos a los venenos en sus propias fincas, con productos adquiridos por ellos, antes que en forma pasiva, por culpa de sus vecinos.
Las profesionales médicas investigadoras, Stela Benítez Leite, María Luisa Macchi y Marta Acosta admitieron en sus resultados que es débil la asociación que se puede hacer entre defectos de niños al nacer y algunos tipos de exposiciones a productos agroquímicos, así como la necesidad de un lapso más prolongado con el fin de conseguir un mayor número de casos para que los resultados sean confiables.
Las expertas mencionadas concluyeron también que para confirmar la hipótesis que ellas denominaron “hallazgo”, hacen falta otros tipos de estudios más específicos de la medicina, en la misma zona de Itapúa.
Entre otras cosas, las profesionales aplicaron un cuestionario estructurado a padres de niños nacidos en el Hospital Regional de Encarnación, desde el 28 de marzo del 2006 hasta febrero del 2007, a través de médicos y enfermeras.
Durante la investigación analizaron 139 fichas de recién nacidos, de los cuales 52 fueron considerados casos de malformaciones y 87 actuaron de control, por ser niños sin defectos nacidos inmediatamente después de los casos.
El total de los nacidos vivos en el citado hospital, durante el periodo de la investigación, fue de 2.414 niños, de los cuales 52, cerca de 2,2%, resultaron con malformaciones congénitas.
Entre los aspectos más llamativos de los resultados estadísticos que lograron Benítez, Macchi y Acosta figuran que en el 57,7% de los casos de malformaciones, los padres no viven cerca de campos fumigados.
De acuerdo con los datos del estudio, de las 139 fichas analizadas, el 55% procedía de padres que residían en el área urbana de Encarnación, de las cuales el 34%, es decir 26 de 77, resultaron casos de malformaciones.
Estas 26 malformaciones de niños cuyos padres viven en la ciudad resultaron exactamente iguales en cifra a los 26 niños nacidos deformes y cuyos padres viven en el área rural de Itapúa.
Una de las críticas que hicieron técnicos respecto a la investigación en cuestión es que para validar sus resultados estadísticos, haría falta aplicar la misma metodología en otras dos zonas, una con similares características de producción agrícola a la de Itapúa y otra donde las condiciones de uso de agroquímico es diferente, por ejemplo, zonas ganaderas como el Ñeembucú o San Pedro, donde solamente el 8% corresponde al área de la agricultura mecanizada a la que algunos pretenden responsabilizar de los resultados.
Considerando que el estudio de Base IS es generalmente empleado para argumentar el supuesto uso irresponsable masivo e indiscriminado de los agroquímicos por parte de los sojeros, es contradictorio que la relación estadísticamente más significativa encontrada sea precisamente debido al almacenamiento de agrotóxicos en la propia casa o habitación de los campesinos.
Observando la tabla de resultados, explica que en los casos de malformaciones, en el 28,8%, sus padres estuvieron expuestos a agrotóxicos, pero no diferencia si les ocurrió trabajando en su chacra, o como obrero en un sojal o en forma pasiva en un camino vecinal o por fumigaciones aéreas.
En el ítem de pregunta que refiere a la utilización de equipos de protección al aplicar los pesticidas por parte del padre del niño nacido mal formado (No diferencia si es agricultura mecanizada empresarial o su propia finca), solo 4 de 51 casos (7,8%) usa equipos de protección. De esto se deduce que la desinformación sobre el peligro de los agroquímicos es muy grande en el campo, porque el 92,2% de los encuestados en el marco de la investigación, no se protege al realizar trabajos de fumigación.
En una parte del documento las médicas aclaran que encontraron los antecedentes de malformaciones congénitas en la familia como una asociación fuertemente estadística y mayor riesgo de presentar malformación, que podría estar relacionada a causas genéticas.
Se debe destacar que este trabajo científico es el primero que aborda los efectos de los pesticidas sobre la salud humana y tiene el mérito de instalar un debate serio, pero que debe ser desapasionado sobre quién tiene la culpa, los “terroristas del agrotóxico” (sojeros), los campesinos algodoneros o el Estado que poco hace por enseñar y controlar la seguridad e higiene agropecuaria.
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