Desmanejo y peligro en reserva biológica nicaraguense



Una reserva biológica en Nicaragua amenazada por los colonos

Fecha de Publicación
: 22/12/2015
Fuente: EFE
País/Región: Nicaragua


La reserva biológica Indio Maíz, localizada en el sureste de Nicaragua, se ha convertido en una zona de peligro y temor constante para los guías y turistas que la visitan, debido a la invasión de colonos que están tomando posesión de esa área protegida.
Declarada reserva biológica en 1990 a través de un decreto firmado por el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, la reserva biológica Indio Maíz, situada en el río San Juan y fronteriza con Costa Rica, es una de las áreas de bosque tropical húmedo más importante de Centroamérica.
Indio Maíz, con 2.639,8 kilómetros cuadrados de extensión, es el hogar de una amplia variedad de animales representativos de la fauna centroamericana, como las lapas verde y roja, de la familia del loro y que se encuentran en peligro de extinción.
También se ubican en la reserva osos hormigueros y monos araña, de cara blanca y el congo o aullador.
Además, se pueden observar armadillos, conocidos como “cusucos” en Centroamérica, jaguares, pumas, las ranas venenosas roja y verde, y los carnívoros pizotes, entre otros.
En 2003 fue certificada como reserva de la biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y se ha convertido en un destino turístico que lleva el sustento para las familias que viven en su zona de amortiguamiento.

El negocio de la tierra
Siendo un área tan inmensa, la reserva es uno de los principales atractivos turísticos con que cuenta el departamento de Río San Juan y, cada año, son miles los turistas que la visitan motivados por conocer la belleza natural que existe en sus ecosistemas y alrededores.
Sin embargo, en el último año guías turísticos han denunciado el temor que sienten cada vez que ingresan a la reserva porque grupos de personas ajenas al sitio se encuentran invadiendo la zona, quienes hacen negocios con las tierras sin ninguna garantía jurídica.
”Tenemos temor por nosotros y por nuestros clientes que puedan sufrir algún delito, violación o secuestro porque no sabemos qué tipo de personas están ingresando en la reserva”, comentó a Efe el guía turístico de la Cooperativa de Turismo Sostenible (Coopetur) “Sol y Luna”, Denis Castro.
Castro, exvicepresidente de esa cooperativa, situada en la comunidad de Bartola, en la zona de amortiguamiento de la gran reserva, indicó que la gente está llegando desde diferentes partes del país a apropiarse de parcelas de bosque.
En ocasiones, cuando van guiando a los turistas por los senderos de Indio Maíz, los visitantes observan a los grupos de personas que avanzan hacia el interior del bosque a apropiarse de la zona y a “hacer negocios con la tierras”.
“Se ha dado la lamentable situación de que nosotros hemos estado con nuestros clientes y va pasando el grupo de personas hacia el interior de la reserva con maletas”, dijo Castro, con tono de preocupación.
De acuerdo con datos de la ambientalista Fundación del Río, que trabaja en la preservación de esa zona, se han identificado más de nueve rutas de invasión donde pasan entre 10 y 20 familias diariamente hacia el interior de la reserva.
Al menos 2.000 familias se encuentran actualmente invadiendo la reserva, quienes hacen negocios con las tierras sin ningún respaldo jurídico, porque son áreas protegidas por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), apuntó la Fundación del Río.
Castro denunció que los denominados, localmente, como los “toma tierras”, van poco a poco haciendo carriles para delimitar el área donde se instalarán o venderán.
En dichos carriles se observan cintas de colores y árboles señalizados que indican los puntos de división entre lote y lote, y en otros sitios de la reserva la fundación ambientalista ha constatado el despale de grandes extensiones de bosques.
Según la ONG, la invasión a la reserva está siendo promovida por personas ajenas a los municipios cercanos, quienes cuentan con operarios encargados de buscar compradores de tierra.
Una manzana de tierra en la reserva Indio Maíz, es decir, 0,7050 hectáreas, es vendida entre 4.000 y 5.000 dólares por las personas que llegan a invadirla, de acuerdo con el guía turístico Castro.
“Se vende al mejor postor. Se está haciendo negocio con la reserva”, advirtió Castro.

Sin respuesta del ministerio del ambiente
Las ONG’s agrupadas en la Unión de Organizaciones Ambientalistas de El Castillo-Río San, se reunieron hace unos meses en Managua con el presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Asamblea Nacional (Parlamento), Indalecio Rodríguez, y el líder del partido indígena regional Yatama, el exdiputado Brooklyn Rivera Bryan para exponer la situación de la reserva.
Entre los temas, trataron la invasión denunciada por los lugareños y los pocos recursos que se destinan a la zona.
Rodríguez y Rivera se comprometieron a solicitar una reunión con la titular del Marena, Juana Argeñal.
En este sentido, el presidente de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales y diputado del opositor Partido Liberal Independiente (PLI) sostuvo que le han hecho solicitudes a la ministra y esta no contesta.
Por su parte, un guardia de área protegida del Marena que se mantiene en la zona, Diego Manuel López Hernández, aseguró a Efe que sí tienen conocimiento de que hay daños a la reserva debido a la invasión constante, sin embargo, pese al “trabajo que se establece a diario”, no han encontrado a ningún colono.
”El día que se agarre se tomarán cartas sobre el asunto”, agregó.

Piden recursos financieros y humanos
Además, López señaló la necesidad de implementar una estrategia para hacer vigilancias completas, debido a la gran extensión de bosques y al poco personal y recursos con los que cuentan.
“Nos hemos casando de pedir apoyo para patrullar”, dijo por su parte el guardabosque del Marena, Lesther Meza.
Meza aseguró que, en ocasiones, han tenido que costear de su bolsillo los recursos para poder patrullar la reserva, porque el Marena aduce que no hay presupuesto para las necesidades de la zona.
La Fundación del Río pide que el Marena, en coordinación con el Ejército de Nicaragua, la Policía Nacional y la Procuraduría General de la República reactiven los puestos de control de la reserva.
Asimismo, piden que se destine recursos financieros y humanos para detener la invasión, que se defina y ejecute un plan de reubicación de los colonos y que se les procese por tratarse de un área protegida.
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