Nuevos biocombustibles que no dan hambre

Nuevos biocombustibles, una esperanza para combatir el hambre

Fecha de Publicación
: 11/08/2012
Fuente: BBC
País/Región: Internacional


Mientras el precio de los alimentos básicos se dispara, los pobres del mundo deben lidiar con más hambre.
Los cultivos se han visto gravemente afectados en 2012 debido a la sequía en Estados Unidos y Rusia. De modo que los precios han aumentado un 50% desde junio.
De acuerdo a un informe de la agencia internacional Oxfam sobre el costo de los alimentos, el 40% del maíz de EE.UU. es utilizado actualmente para producir combustible.
La legislación estadounidense sobre combustibles renovables indica que, para 2022, unos 15.000 millones de galones de etanol -hechos con maíz nacional- deberán estar mezclados con la gasolina disponible en el país.
Pero el presidente de la productora más grande de alimentos del mundo es sumamente crítico con el aumento de los cultivos para la producción de biodiesel.
Peter Brabeck-Letmathe, de Nestlé, señaló que estos cultivos utilizan tierra y agua que podrían aprovecharse para productos destinados al consumo humano o animal.
Sus comentarios han encendido el debate acerca de la segunda generación de biocombustibles.
Otra preocupación es la tendencia del sistema agrícola de emplear grandes cantidades de pesticidas e insecticidas, que se sabe son los responsables de la destrucción del hábitat.
"En Indonesia se han destruido las selvas tropicales, al igual que en Brasil, en donde también las praderas han resultado afectadas", asegura el doctor Doug Parr, de la organización ambientalista Greenpeace.
Parr también sostiene que cualquier reducción de las emisiones de efecto invernadero, en parte debido a la forma en que es utilizada la tierra, ya no será tan eficiente como se había predicho.

La conversión de residuos
Sin embargo, Lars Hansen, de Novozymes en Dinamarca -una empresa que produce enzimas para descomponer los cultivos utilizados para biocombustibles- cree que actualmente hay grandes cantidades de biomasa que están siendo usadas.
Hablando de la segunda generación de biocombustibles, dice: "El camino a seguir debe ser convertir los residuos de la cosecha en azúcares, que luego puedan ser utilizados para combustibles".
Cuando habla de residuos, se refiere a la parte de la cosecha que no se come: las hojas, los tallos y las virutas de madera.
Hansen afirma que esa tecnología ya está lista y debe ser implementada para proporcionar una solución a muchos problemas.
"Si se toma solo el 20% de los residuos agrícolas y forestales disponibles en Europa, que de manera sostenible podrían tomarse de los campos, sería posible cubrir la mitad de la demanda de gasolina del continente", afirma.
"La tecnología está lista", reitera, "lo que necesitamos ahora que las políticas de gobierno avancen en la dirección correcta".
Lo que se necesita es que los gobiernos e instituciones como la Unión Europea le otorguen el subsidio a las nuevas tecnologías de avanzada que buscan combatir los problemas relacionados con el carbono.
"Tal medida ayudaría a que el sector del transporte en Europa se volviera sostenible", dice.
"Estamos duplicando la cifra de 750 millones de vehículos en el mundo en tan solo 10 años, por lo que necesitamos una alternativa a los combustibles fósiles".
Doug Parr, de Greenpeace, está de acuerdo con que existen oportunidades con los biocombustibles de segunda generación, pero insiste en que debe discutirse cómo utilizar más eficientemente la tierra.
"Me preocupa porque lo que hemos visto con la primera generación de biocombustibles, es que la fuente suelen ser los países en desarrollo", dice.
Él no cree que exista capacidad institucional para hacer frente a los grandes intereses comerciales.
"A menudo es mucho más barato llevar a cabo lo insostenible que lo sostenible, a pesar de que se estén cumpliendo los objetivos de la política en el largo plazo", lamenta.
Parr cree que la cuestión de la sostenibilidad debería haber sido resuelta antes de que se introdujeran los mandatos del gobierno relacionados con el porcentaje de biocombustibles que deben reemplazar los combustibles fósiles.
"Por el momento, la cola está moviendo al perro", dice.

Las oportunidades de trabajo
En la segunda generación de biocombustibles ya ha habido progreso.
"Ya no es una quimera, esta tecnología ya se está desarrollando", señala Hansen.
"Una fábrica en el norte de Italia está a punto de abrir sus puertas para convertir los residuos agrícolas. También hay en China y estamos trabajando con socios en EE.UU. y Brasil", explica.
La tecnología no solo abordará el sector de transporte, también podrá sustituir a productos como el plástico, que la industria petroquímica ha puesto en el mercado durante los últimos 150 años.
Otro aspecto positivo de la nueva tecnología es que podría proporcionar puestos de trabajo e independencia energética en todo el mundo.
"La industria de los biocombustibles en África es una excelente oportunidad para crear puestos de trabajo en el sector agrícola, creando ingresos para los pequeños agricultores africanos", dice.
Hansen mencionó un proyecto de Novozymes que se está desarrollando en Mozambique, en donde los agricultores producen almidón de yuca, que puede ser utilizado como alimento o que puede ser vendido a fábricas pequeñas para ser transformado en un combustible, que luego se utiliza en las cocinas o el transporte.
"Estamos creando actividad económica en las zonas rurales de África para mejorar la independencia energética de los países, ayudándoles a importar menos combustible".
"Al mismo tiempo que volvemos más verde la industria del transporte, también lo hacemos con las cocinas de estufa que causan tremendos problemas de salud", dice.
Y añade: "Creo que los biocombustibles, más que un problema, son una oportunidad para la agricultura".
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