Al final la UE decide que nucleares y gas son 'energías verdes'

 


La Comisión Europea no rectifica y mantiene la nuclear y el gas como energías verdes

Fecha de Publicación: 07/02/2022
Fuente: El Mundo (España)
País/Región: Unión Europea


Desoye casi todas las críticas y protestas y presenta su propuesta de 'taxonomía' para permitir las inversiones sostenibles. Para tumbarlo sería necesaria una mayoría en la Eurocámara o que más de 20 países se opongan abiertamente
La energía nuclear y el gas serán 'verdes' para la Unión Europea, al menos en lo que a inversiones se refiere. Tras meses de intensas disputas, una bronca sin precedentes, las quejas al máximo nivel de diferentes gobiernos y la Eurocámara y todo tipo de amenazas de bloqueo y rechazo, la Comisión Europea ha presentado este miércoles un acto delegado con la llamada propuesta de taxonomía, el conjunto de criterios para la clasificación de todas las actividades que podrán ser definidas como "sostenibles" desde el punto de vista climático para optar a inversiones. Y lo ha hecho desoyendo los lamentos y con mínimos cambios cosméticos sobre la idea inicial esbozada hace apenas unas semanas.
La UE necesita esa clasificación, sobre todo teniendo en cuenta que en casos como el del Fondo Europeo de Recuperación para la pandemia, que contempla hasta 800.000 millones de euros en deuda emitida conjuntamente, se requiere que al menos un 40% de los recursos vayan a propiciar la transición verde. Países como Francia exigían que la energía nuclear fuera considerada 'verde', en el sentido de que a pesar de los problemas sobre los residuos altamente peligrosos, su producción no contribuye a la carbonización, y por tanto ayuda a los objetivos de reducción de emisiones, muy ambiciosos, que la Unión se ha fijado para 2030 y 2050. Otros países, en cambio, querían mantener el gas, por diversas razones. Y entre medias quedaban los que consideran indignante y una traición ambas cosas, porque es un juego de suma cero y todo euro que vaya destinado a nuclear o a gas no irá a energías renovables.
"Nuestra misión y obligación es la neutralidad climática. Necesitamos actuar ahora si queremos cumplir con nuestros objetivos para 2030 y 2050. El Acto Delegado de hoy trata de acompañar a la economía de la UE en la transición energética, una transición justa, como puente hacia un sistema de energía verde basado en fuentes de energía renovables. Acelerará la inversión privada que tanto necesitamos, especialmente en esta década. Con las nuevas reglas también estamos fortaleciendo la transparencia y la divulgación de información, para que los inversores tomen decisiones informadas, evitando así cualquier 'lavado verde'"; asegura el vicepresidente Valdis Dombrovskis.
Sin embargo, la credibilidad de las instituciones ha quedado completamente en entredicho. La taxonomía no guía el mix energético de ningún país, simplemente guía a los inversores. Pero el impacto político y filosófico de la decisión no es desdeñable. "El objetivo es acelerar la transición recurriendo a todas las soluciones posibles para ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos climáticos. Teniendo en cuenta el asesoramiento científico y el progreso tecnológico actual, la Comisión considera que la inversión privada en actividades nucleares y de gas tiene un papel en la transición", dicen los papeles aprobados hoy por el Colegio de Comisión, con resistencias.
La Comisión presentó su borrador de texto el pasado 31 de diciembre a medianoche, y ha escuchado durante el mes de enero las reacciones de las capitales, algunas muy airadas. Luxemburgo, quizás el miembro más locuaz, cree que es inaceptable, una vergüenza, y amenaza con protestas, votos en contra o medidas legales, porque repudia tanto el fondo como la forma, el proceso escogido para sacarlo adelante. Países como Dinamarca, Suecia y Holanda, además de España, se oponen también, pero al ser un acto delegado, será necesario que haya al menos 20 países que representen como poco el 65% de la población de la Unión para frenar el desarrollo en el Consejo. Los delegados son actos no legislativos adoptados por la Comisión Europea que sirven para modificar o completar elementos no esenciales de la legislación, y se suelen utilizar cuando se adaptan regularmente legislaciones para tener en cuenta el progreso técnico o científico.
El sistema es que la Comisión propone y luego Consejo (los ministros de los gobiernos) y Parlamento deben pronunciarse. La Eurocámara, que es la que está siendo más critica con la idea, necesitaría una mayoría absoluta para frenarlo también, y parece complicado. "Es un compromiso equilibrado", dicen en la Comisión. La presión de los nucleares ha sido muy fuerte, demasiado para ellos. La del gas, también, y más en un momento de crisis por el precio de la energía. La propuesta inicial confirmaba la etiqueta de sostenible a las centrales nucleares que son ahora mismo operativas, pero también a las que se construyan hasta 2045. Las plantas de generación de electricidad con gas tendrían el mismo tratamiento, pero en principio sólo hasta 2030 y para las que emitan menos de 100 gramos de dióxido de carbono (CO2) por kilovatio hora.
En el reglamento europeo de Taxonomía, que está en vigor desde abril pero no mencionaba lo nuclear o el gas, recoge seis objetivos medioambientales (lucha contra el calentamiento global, economía circular, protección del medio acuático y las reservas marinas, contaminación del aire y el suelo y la protección de la biodiversidad), y la idea de una clasificación de inversiones verdes consiste en definir en qué medida una actividad económica que quiera ser considerada sostenible "contribuye sustancialmente" a que se alcance al menos uno de esos seis objetivos, pero sin provocar "un daño significativo" (significant harm) a los demás.
En su borrador de Fin de Año la Comisión desglosaba de qué forma consideraba a la nuclear y el gas energías de transición, y por tanto aceptadas para inversiones verdes, por su contribución a la descarbonización, si bien sobre todo en el caso del gas los términos eran especialmente vagos. Algo que se busca corregir en el texto oficial aprobado hoy. Las quejas de algunos gobiernos y de ONG es que las exigencias son demasiado vagas. Que hay referencias a la necesidad de garantizar el tratamiento de los residuos, pero no se especifica con claridad suficiente cómo tendrá que hacerse, dejando demasiada ambigüedad.
Comisarios de peso, como el austriaco Johannes Hahn, responsable de Presupuestos, llevan semanas diciendo que iban a votar en contra. Algunos otros, en privado, sostenían lo mismo, molestos por la forma de sacar adelante la propuesta, la maquinaria francesa, las concesiones de la presidenta Ursula von der Leyen. "Si se mantiene así, ese periodo de transición duraría un siglo", dijo la semana pasada, apuntando a la duración de las centrales que se puedan construir hasta 2045. Una cosa es la transición, que es razonable a su entender mientras se descarboniza la economía sin serios daños económicos. Pero es absurdo pretender que con esa duración se busca precisamente eso.
Una vez traducido a todos los idiomas oficiales de la UE, el acto delegado se transmitirá formalmente a los colegisladores (Consejo y Parlamento), que dispondrán de cuatro meses para examinar el documento y, en caso de encontrarlo necesario, presentar objeciones. Ambas instituciones pueden solicitar dos meses adicionales de tiempo para su escrutinio. El Consejo tendrá derecho a presentar objeciones por mayoría cualificada reforzada, lo que significa que al menos el 72 % de los Estados miembros (es decir, al menos 20 Estados miembros) que representen al menos el 65 % de la población de la UE deberían estar de acuerdo, o mejor dicho, en contra. El Parlamento Europeo puede rechazar el acto delegado, pero por mayoría clara, es decir, al menos 353 diputados. Una vez finalizado el período de escrutinio y si ninguno de los colegisladores se opone, el acto delegado Complementario entrará en vigor y se aplicará a partir del 1 de enero de 2023.

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