Las terribles cifras del clima extremo en el 2020

 


Los grandes estragos climáticos costaron 127.000 millones de euros en 2020

Fecha de Publicación
: 29/12/2020
Fuente: La Vanguardia (España)
País/Región: Internacional


En los diez grandes siniestros, un total 13,4 millones de personas fueron obligadas a tener que desplazarse y se perdieron 3.500 vidas
Los diez 10 desastres climáticos más costosos del mundo en 2020 provocaron perdidas valoradas en 155.000 millones de dólares (127.000 millones de euros), con lo que se superaron las cifras del 2019. Se refleja así el impacto económico que a largo plazo ocasiona el calentamiento. Son datos de un informe de Christian Aid (Contando el costo 2020: un año de crisis climática) que identifica los desastres climáticos más destructivos del año.
En total 13,4 millones de personas fueron obligadas a tener que  desplazarse y hubo casi 3.500 muertos en estos sucesos.
Cada uno de los diez sucesos causaron daños valorados en al menos 1.500 millones de dólares y nueve de ellos causaron daños por valor de al menos 5.000 millones. El coste del episodio más destructivo se situó por encima de los 41.000 millones de dólares (33.500 millones de euros): los huracanes de Estados Unidos, América Central y Caribe, registrados entre mayo y noviembre, y que ocasionaron más de 400 muertes (y más de 200.000 desplazados).
La mayoría de estas estimaciones se basan únicamente en las pérdidas aseguradas, lo que significa que los verdaderos costes es probable que sean más altos.
Solo el 4% de las pérdidas económicas de los eventos extremos afectados por el clima en los países de bajos ingresos estaban aseguradas, en comparación con el 60% en las economías de altos ingresos, según el informe, que cita un estudio del mes pasado en The Lancet.
Si bien el informe se centra en los costos financieros, que suelen ser más altos en los países más ricos debido a que tienen propiedades más valiosas, algunos sucesos climáticos extremos en 2020 fueron devastadores en los países más pobres, a pesar de que los precios eran más bajos. Sudán del Sur, por ejemplo, experimentó una de sus peores inundaciones registradas, las cuales matar a 138 personas y destruyó las cosechas del año.
Algunos de los desastres tuvieron efectos inmediatos; es lo que pasó con el ciclón Amphan, que azotó la Bahía de Bengala en mayo, y provocó pérdidas valoradas en 13.000 millones de dólares en tan solo unos días (con 128 muertos y 4,9 millones de desplazados). Otros desastres se prolongaron durante meses, como pasó con las inundaciones en China e India entre junio y octubre, que tuvieron un costo estimado de 32.000 y 10.000 millones de dólares respectivamente. En China hubo que lamentar 278 muertes (con 3,7 millones de desplazados) y en India, 2.067 muertes (con 4 millones de desplazados).
Cinco de los diez eventos más costosos tuvieron lugar en Asia, y en su mayor parte estuvieron asociados a un monzón inusualmente lluvioso. Y en África, enormes enjambres de langostas devastaron cultivos y vegetación en varios países, hasta causar daños estimados en 8.500 millones de dólares. Esta plaga fue relacionada condiciones húmedas provocadas por lluvias inusuales impulsadas por el cambio climático.

En Europa, dos ciclones extratropicales ocasionaron pérdidas por valor de 4.900 millones de euros, con 30 muertes
Pero el impacto del clima extremo se dejó sentir en todo el mundo. En Europa, dos ciclones extratropicales, por sí solos, tuvieron un costo combinado de casi 6.000 millones de dólares (4.900 millones de euros), con 30 muertes (pero ningún desplazado)
Y Estados Unidos sufrió tanto una temporada de huracanes récord como una temporada de incendios récord. En la costa este, entre junio y noviembre, los fuegos ocasionaron daños por valor de 20.000 millones de dólares, provocaron 42 muertes y obligo a que más de 500.000 personas estuvieran bajo orden de evacuación.
Algunos lugares menos poblados también sufrieron las consecuencias del calentamiento del mundo. En Siberia una ola de calor durante la primera mitad del año estableció un récord en la ciudad de Verkhoyansk, con temperaturas que alcanzan los 38 ° C. Unos meses después, en el otro lado del mundo, el calor y la sequía provocaron incendios en Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil. Aunque no hubo víctimas humanas en estos casos, la destrucción de estas áreas tiene un gran impacto sobre la biodiversidad y la capacidad del planeta para responder a un mundo más cálido.
Si bien el cambio climático puede haber influido en todos estos acontecimientos, muchos de los países que los padecieron tuvieron poca responsabilidad en las consecuencias del calentamiento global que es afectó, según señala el informe. En este sentido se cita el caso de Nicaragua, que fue golpeada por el huracán Iota, la tormenta más fuerte de la temporada de huracanes del Atlántico, y Filipinas, donde los tifones Goni y Vamco tocaron tierra de manera sucesiva.
“Estos sucesos extremos resaltan la necesidad de una acción climática urgente”, insisten los autores del estudio. La referencia sigue siendo el Acuerdo de París (2015), que establece el objetivo de detener el aumento de temperaturas "muy por debajo" de 2 ° C en comparación con los niveles preindustriales, e, incluso, proseguir los esfuerzos para que no rebase los 1,5 º C. “Es fundamental que los países se comprometan a tener nuevos y audaces objetivos antes de la próxima conferencia climática, que tendrá lugar en Glasgow, en noviembre de 2021.
“Lógicamente, la pandemia de Covid-19 ha sido la gran preocupación este año. Para millones de personas en zonas vulnerables del planeta el colapso climático ha agravado todo esto. Sin embargo, al igual que la vacuna para Covid-19, sabemos cómo solucionar la crisis climática. Nosotros necesitamos mantener los combustibles fósiles bajo tierra, impulsar la inversión en energía limpia y ayudar a quienes están sufriendo estas consecuencias en primera línea”, señala Kat Kramer, autora del informe y responsable del área de política climática de Christian Aid.
“Ya sean inundaciones en Asia, langostas en África o tormentas en Europa y América, el cambio climático ha continuado haciendo estragos en 2020. Es vital que 2021 marque el comienzo de una nueva era de actividad que cambie la tendencia”, señala. La presidencia de Biden en la Casa Blanca, los movimientos sociales en todo el mundo que piden una acción urgente, las inversiones en recuperación verde tras la Covid y la cumbre climática organizada por el Reino Unido crean las nuevas condiciones favorables para la acción según este grupo.
El 2020 fue un excepcionalmente cálido, en lo que respecta al Océano Índico. Se dieron temperaturas de entre 30 y 33 º C en el mar Arábigo y la Bahía de Bengala. Estas altas temperaturas tenían las características de olas de calor marinas que podrían haber conducido la intensificación de los ciclones premonzónicos Amphan y Nisarga. “El de Amphan fue uno de los ciclones más fuertes jamás registrados en la Bahía de Bengala durante la temporada previa al monzón”, señala Roxy Mathew Koll, científica climática del Instituto Indio de Meteorología Tropical en Pune, India.
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