El pez león pasó de ser plaga a ser un manjar



El pez león, de voraz a manjar exquisito

Fecha de Publicación
: 18/08/2015
Fuente: EFE
País/Región: Colombia - Caribe


Néstor Junior Ramírez es uno de los pescadores al servicio de Diving Planet que, con un arpón manual y traje de buceo se ha especializado en cazar al pez león, un proceso meticuloso y complicado debido al veneno que acumula en sus espinas dorsales.
El pez león, procedente del Pacífico Sur, amenaza con destruir la biodiversidad de las caribeñas Islas del Rosario, donde la alternativa ha sido convertirlo en un manjar para frenar su proliferación.
Esta especie invasora llegó a Colombia hace cuatro años a base de engullir todo cuanto salía a su paso, después de conquistar con su afán reproductivo las costas caribeñas de Estados Unidos, México y todos los países de Centroamérica.
En ese intento por conservar el ecosistema protegido de las Islas del Rosario, situadas a una hora en lancha rápida de Cartagena, centros de buceo de la zona, como Diving Planet, se pusieron manos a la obra para tratar de acabar con este predador siguiendo un modelo aplicado con éxito en el Parque nacional de Washington Slagbaai, en Bonaire (Antillas Holandesas).
Néstor Junior Ramírez es uno de los pescadores al servicio de Diving Planet que, con un arpón manual y traje de buceo se ha especializado en cazar al pez león, un proceso meticuloso y complicado debido al veneno que acumula en sus espinas dorsales.
Ramírez dispara directo a la cabeza y acto seguido coloca la presa en un saco de plástico y lo cierra con extremo cuidado, pero nadie está exento de un accidente.
“Yo tenía cuatro peces león en la bolsa y cuando fui a meter uno más, este se movió y llegó a mi dedo. El pinchazo fue poquito pero el dolor fue muy fuerte, se me hinchó el dedo y la mano completa”, recuerda a Efe Ramírez.
La Fundación Diving Planet articula campañas masivas de caza del pez león con la colaboración de la población nativa y los hosteleros de la región, campaña en la cual tiene el apoyo de ProColombia, entidad de promoción de las inversiones, las exportaciones no minero-energéticas, el turismo y la marca país.
“Diving Planet es uno de nuestros casos de éxito en el acompañamiento que hacemos para identificar oportunidades de negocio y desarrollar propuestas innovadoras que seduzcan a los turistas internacionales y generen empleo y riqueza en las comunidades”, afirma la Presidenta de ProColombia, María Claudia Lacouture.
“EN esta campaña confluyen tres conceptos que fundamentan el turismo de hoy: la sustentabilidad, el compromiso social y la innovación”, apunta.
Gracias a estas capturas masivas, el pez león se ha convertido en uno de los productos estrella de algunos restaurantes de Cartagena como en El Gobernador, de Jorge Rausch, uno de los prestigiosos cocineros del jurado del programa “Máster Chef Colombia”.
El chef de este restaurante, Jaime Rodríguez, ha elaborado seis platos con el pez león. “A mí me gusta mucho trabajar el pez león porque es un filete muy noble, combina con todo. Es muy tierno, yo lo asemejo con el lenguado”, dice Rodríguez a Efe.
Los pescadores locales le traen el producto fresco todas las mañanas a unos 16.000 pesos colombianos (poco más de 5 dólares) por kilo y esa misma noche se agota debido a su alta demanda.
La suavidad de la carne del pez león al degustarla contrasta con su apetito insaciable de tragaderas sin control pues en su interior se han encontrado exóticos peces de una sola pieza.
“Es muy voraz, come muchísimo y se reproduce masivamente, por miles, porque en su ambiente natural tiene muchos depredadores”, explica a Efe el director de la Fundación Diving Planet, Andrés Obregón.
El problema es que en el mar Caribe no existen tales depredadores y su multiplicación es la mayor amenaza para las Islas del Rosario, un Parque Natural de arrecifes y corales de fantasía.
Obregón afirma que desde la Fundación están intentando “controlar al menos su presencia porque ya es imposible pararlo” y por eso es imprescindible la ayuda de cazadores como Ramírez.
La empresa no fue fácil, ya que primero hubo que cambiar las costumbres atávicas de los isleños de cazar especies que ahora están en peligro de extinción, como la langosta o el mero, y pasar a la captura del pez león como medio de vida.
Además, existía la falsa creencia de que su picadura era mortal y su carne inservible, lo que con esfuerzo se cambió hasta ser considerado como uno de los manjares más exquisitos de Cartagena.
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