Pueblos indígenas rusos también sufren la deforestación



La deforestación y los indígenas rusos

Fecha de Publicación
: 06/03/2014
Fuente: RuNet
País/Región: Rusia


Los pueblos indígenas de Rusia luchan por sus derechos a la tierra en una disputa con las empresas petroleras y plantean temas de justicia ambiental y económica. ¿Podría esto influir en otros rusos a repensar los costos reales de una economía basada en los recursos naturales?
Cuando me puse en contacto por primera vez con Aleksandr Aypin, él acababa de regresar de un campo de renos que pertenece a su familia. “La situación se está poniéndose seria” dijo, “los petroleros nos ponen bajo presión, están tratando de forzarnos a dar nuestro consentimiento para la perforación. Hasta ahora hemos sido lo suficientemente fuertes como para resistir, pero nuestro futuro es incierto”.
Sasha (una forma abreviada del nombre de Aleksandr en ruso) y yo quedamos de acuerdo en hablar de nuevo cuando él llegara a la ciudad de Surgut a tomar sus exámenes, y luego nos despedimos.




Los sitios sagrados
Sasha es un empresario de 30 años de edad, que está tratando de desarrollar turismo étnico verde en la tierra que lo vio nacer. Y además de eso, Sasha es un Khanty. Tal vez por eso él entiende, a diferencia de la mayoría de los rusos, que una de las economías más grandes del mundo no puede basarse por mucho tiempo en solo la explotación de los recursos naturales.
Hoy en día, a pesar de eso, él y su familia se pasan la mayor parte de su tiempo defendiendo su derecho a las tierras de pastoreo familiares. Los Aypin, también conocidos como el Clan del Castor, pertenecen a los pueblos indígenas Khanty que habitan el noroeste siberiano de Rusia. Este pequeño grupo de indígenas suma alrededor de unos 30.000 entre hombres y mujeres, muchos de los cuales todavía practican oficios tradicionales, como la cría de renos, la caza y la pesca. Los Aypin veneran una diosa local, la Patrona de Agan, y evitan muchos sitios que los Khanty consideran sagrados en los bosques y en las orillas del río Agan. Por desgracia para los Khanty, sus sitios sagrados están ubicados justo al lado de un “santuario” de otro tipo. Esta parte de Siberia proporciona cerca de la mitad de la producción global del petróleo de Rusia, y el petróleo es el recurso principal que mantiene a flote a la clase dirigente del país.

El acuerdo fallido
“La comunidad Khanty no puede existir sin sus renos, y el reno no puede existir sin el musgo”, dice Sasha explicando los orígenes del conflicto. Durante la vida de Semion, padre de Sasha, su familia tuvo que abandonar sus lugares de origen y los campamentos y trasladarse a otro lugar no menos de cinco veces, esto debido la extracción del petróleo y los incendios. Ellos ya no se irán, y tampoco pueden volver a irse.
La primavera pasada, Lukoil Siberia Occidental decidió construir una vía para más perforación petrolífera, precisamente a través de este último punto. La carretera podría destruir efectivamente el frágil ecosistema del musgo de reno al mismo tiempo que la extracción de petróleo y los derrames contaminarían los bosques y ríos restantes, una vez el microcosmos de los Khanty. Encima de eso, la extracción de petróleo y su uso continuo conllevan un mayor cambio climático global, lo que probablemente hará que los incendios forestales en gran escala sean aún más frecuentes.
La compañía sí tiene una licencia de perforación pública, pero el procedimiento actual requiere también llegar a un acuerdo con los pueblos indígenas. Grotesco como pueda parecer, ellos dicen que la indemnización a menudo ascendía a un caja de vodka en el pasado.
Sin embargo, la familia Aypin ha decidido que ellos van a estipular sus propias condiciones para Lukoil. Contrataron a un abogado, solicitaron el pago de $ 150,000 como devolución por la carretera, y exigieron una obligación que no haya pozos de petróleo en los lugares sagrados que constituyen la mitad del área de la sugerida planta de producción de petróleo. La compañía ha demostrado su compromiso para el diálogo de una manera peculiar. Una noche desplegaron equipos de construcción y comenzaron a trabajar en el sitio. Al parecer, decidieron no desperdiciar dinero, ni siquiera en vodka.

Los indígenas comienzan a pensar
Los Aypin no son los únicos que han visto suficiente de los derrames de petróleo e incendios.
En total, alrededor de 60 familias en el distrito no están contentos con la situación y se han dirigido recientemente al defensor de los derechos humanos en el país en busca de ayuda.
Procesos similares igualmente están en marcha en otras partes de la Federación Rusa. Una declaración iniciada por Greenpeace y firmada por unas 10 grandes organizaciones de pueblos indígenas, dice: Los pueblos del Norte no van a tolerar la forma bárbara en que las compañías petroleras destruyen nuestra tierra, no vamos a entregarnos nosotros mismos a su merced. Instamos a que se prohíba la extracción de petróleo en la plataforma del Mar Ártico y se declare una moratoria en los sitios en extracción en el Norte hasta que las empresas asuman la responsabilidad por el daño que ya le han ocasionado a la naturaleza.
Gracias al activismo de la familia Aypin y la llegada de Greenpeace, la información acerca de este pequeño conflicto a 1.500 millas de la capital rusa fue realmente una noticia nacional. Muchos comenzaron a pensar en la situación actual: La historia de las relaciones del Estado para con los pequeños pueblos indígenas, el precio real pagado por el petróleo, la distribución de los ingresos, y la estabilidad de la economía nacional. Pero hasta ahora la oficina del fiscal estatal local ha fallado en favor de Lukoil y es difícilmente conocido, si el sueño de Sasha de un turismo verde y una Rusia independiente del petróleo, se harán realidad.
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