Los biocombustibles no son lo que prometían

Biocombustibles, una promesa agridulce

Fecha de Publicación
: 04/11/2012
Fuente: Los Andes (Argentina)
País/Región: Internacional


Informe sobre biocombustibles realizado por una especialista mendocina desde el foro de negociaciones de Naciones Unidas sobre biodiversidad, en Hyderabad, India.
La producción mundial de biocombustibles, generados a partir de cultivos como la caña de azúcar, maíz, palma o soja, despegó en los últimos años gracias a la promesa de que éstos ayudarían a atajar la crisis energética, al tiempo que colaborarían a combatir el cambio climático. Además, según sus defensores, los biocombustibles generarían oportunidades de empleo en zonas rurales y ayudarían a abastecer de energía a parte de los dos mil seiscientos millones de personas que a nivel mundial dependen de la leña y el carbón para satisfacer sus necesidades energéticas.
Sin embargo, el desarrollo de biocombustibles amenaza la seguridad alimentaria al destinarse tierras y agua a producir el insumo necesario para propulsar el parque automotor de los países ricos, en vez de asignarse a la producción de alimentos.
Otro riesgo es que como consecuencia de la competencia salvaje que se desata sobre las tierras, se desplace de manera violenta a comunidades indígenas y locales que habitan desde tiempos ancestrales zonas atractivas para la expansión agricultural. Esta ha sido la realidad en Colombia y Malasia.
Por último, el desarrollo de biocombustibles pone en peligro la calidad del suelo, agua y la biodiversidad.
A fin de aminorar estos riesgos, se han creado estándares internacionales de sostenibilidad que miden “la bondad” con la que han sido producidos tanto los cultivos como los biocombustibles mismos.
Una serie de compañías certificadoras son luego las responsables de acreditar que los requisitos mínimos han sido cumplidos. El sistema, sin embargo, tiene sus detractores, ya que el puñado de certificadoras que existe a nivel mundial ha sido acusado de buscar más la rentabilidad económica que una auditoría ambientalmente seria y confiable.
Aun con todas las evidencias existentes en contra de los biocombustibles, y las facilidades para escapar de un sistema responsable de estandarización y auditoría, 192 países reunidos en Hyderabad, India, en el marco de las negociaciones de Naciones Unidas sobre biodiversidad, no han podido más que “invitar” a los países, en un lenguaje débil y tímido, a que consideren utilizar los mencionados estándares voluntarios cuando desarrollen sus políticas de biocombustibles.
Para la anécdota quedará que Bolivia advirtió en este foro de naciones el peligro que los biocombustibles suponen para la seguridad alimentaria y que quiso, junto con otros, endurecer los requisitos ambientales y sociales para su producción, a lo cual Canadá le contestó “que esto no era un foro sobre el hambre”.
Con ello, la política ambiental internacional confirma una vez más que los recursos naturales de los países en desarrollo se ponen al servicio de la satisfacción de las necesidades de los países ricos, gracias a que las reglas de mercado, hacen más rentable destruir los bosques para dedicarlos a la producción de biocombustibles que a conservarlos y hacer una utilización sustentable de los mismos.
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