El agronegocio es genocidio en Paraguay

Deforestación y prospecciones amenazan vida de indígenas aislados en Paraguay
 
Fecha de Publicación: 06/05/2016
Fuente: Terra
País/Región: Paraguay


La deforestación en el Chaco paraguayo y los proyectos de prospecciones geológicas amenazan la supervivencia de los indígenas ayoreo que permanecen aislados en esa región, que son entre 80 y 150 personas, según un informe divulgado hoy por la ONG Iniciativa Amotocodie.
 La organización alerta de que la deforestación en el Chaco ha aumentado en un 375 % entre 2005 y 2015, por lo que en los últimos diez años se taló una superficie de bosques cuatro veces mayor a la que se había eliminado desde 1927, cuando se establecieron en la zona las primeras comunidades de colonos de religión menonita.
La deforestación, motivada principalmente por el avance de actividades agropecuarias en la zona, supone la destrucción de los lugares en los que habitan, cazan, recolectan y se desplazan los ayoreo nómadas, que no tienen contacto con la sociedad poscolonial, y pone en riesgo su seguridad alimentaria, según el informe.
La ONG agrega que la tendencia a la deforestación es creciente, dado que entre enero de 2014 y diciembre de 2015 se desmontaron en el Chaco paraguayo alrededor de 573.000 hectáreas, lo que representa un promedio de desmonte de 784 hectáreas por día, añade el estudio.
Los remanentes boscosos en la región corresponden en su mayoría a islas de bosque de pocas hectáreas o barreras ambientales que los productores se ven obligados a respetar en cumplimiento de la legislación ambiental, pero que están rodeadas de caminos y pasturas y resultan inaccesibles para los indígenas aislados.
De acuerdo con la ONG, los Parques Nacionales, como el de Defensores y Médanos del Chaco, en el norte de Paraguay y fronterizo con Bolivia, se constituyen prácticamente como el último refugio para los indígenas silvícolas.
Estas áreas comienzan a estar también amenazadas por proyectos de prospección para la búsqueda de hidrocarburos y otros recursos minerales, como indica un plan aprobado en 2015 por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) sobre el área protegida de Cerro León, resistido por organizaciones ambientalistas.
Los guardaparques de este área protegida han encontrado allí rastros de la presencia de indígenas aislados, como ramas dobladas para señalizar caminos o columnas de humo, de acuerdo con Iniciativa Amotocodie.
Además, comunidades nativas como la de los manjui de la Misión Santa Rosa, cerca del fronterizo río Pilcomayo, y trabajadores indígenas y no indígenas de estancias ganaderas en puntos como Carmelo Peralta (cerca de la frontera con Brasil) o zonas próximas al límite con Bolivia avistaron indígenas aislados, o señales de su presencia.
Entre estas señales, refieren el hallazgo de marcas en la tierra y cortezas de árboles que simbolizan a diferentes clanes, plumas de aves, pisadas con sandalias cuadradas y restos de caparazones de tortuga, un manjar para los nativos.
También encontraron marcas en los troncos de los árboles para extraer miel, e incluso una vasija presuntamente abandonada por un grupo de no contactados.
 Los ayoreo que habitan y se desplazan en los bosques del Chaco paraguayo y zonas del sur de Bolivia, identificados como totobiegosode, constituyen el último pueblo indígena de América en aislamiento fuera de la Amazonía.
Iniciativa Amotocodie considera que su condición de aislamiento es "voluntaria", dado que en las infrecuentes ocasiones de acercamiento a comunidades sedentarias, indígenas o no, tratan de evitar entrar en contacto.
Por ello, la organización defiende el derecho de los ayoreo no contactados a vivir aislados según sus modos de vida tradicionales.
Los ayoreo pertenecen a uno de los cerca de veinte pueblos originarios presentes en Paraguay, donde menos del 2 % de la población se define como indígena, según cifras oficiales.
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