177 millones de hectáreas de bosque perdidas en 20 años

 


El planeta perdió 177 millones de hectáreas de bosque en 20 años

Fecha de Publicación: 17/09/2025
Fuente: CaracolRadio
País/Región: Internacional


La Directora del Programa de Alimentos, Suelo y Agua de WRI Colombia atiende la entrevista, Alejandra Laina, explicó en diálogo con Planeta Caracol que el 34% de la deforestación mundial probablemente se debe al cambio permanente del uso del suelo, lo que significa que los árboles no volverán a crecer de forma natural.
Se trata de las conclusiones del nuevo estudio global sobre la pérdida de bosques revela que la mayor parte de los árboles que desaparecen en Latinoamérica no vuelven a crecer naturalmente. Según el análisis, realizado por WRI, Global Forest Watch y Google DeepMind, el 73% de la pérdida de cobertura arbórea en la región entre 2001 y 2024 está asociada a la agricultura permanente: tierras que se desmontan para ganadería, soja, cultivos perennes u otros sistemas de producción que sustituyen de manera definitiva al bosque.
El informe, realizado a nivel global, distingue entre pérdidas temporales como las provocadas por incendios o tala controlada y cambios permanentes de uso del suelo. Y ahí está la señal de alerta: el 34% de la deforestación mundial se debe a estos últimos, lo que significa que los árboles no volverán a crecer de forma natural, y en las selvas tropicales más biodiversas del planeta ese porcentaje asciende a 61%.
Entre los factores que causan deforestación están la agricultura permanente o la eliminación de la cobertura arbórea para actividades agrícolas; los productos básicos no renovables, como la extracción de minerales o metales; la infraestructura energética, y el desarrollo de asentamientos e infraestructura en general.
Debido a esto, el planeta perdió 177 millones de hectáreas de bosque por causas permanentes en poco más de dos décadas; el 95% de esa pérdida corresponde a expansión agrícola.
Para Colombia y sus vecinos amazónicos, los motores de la deforestación son, en gran medida, resultado del agro. No se trata solo de tala ilegal o incendios fuera de control, sino de cómo se ordena, regula y planifica la expansión agrícola.
Alejandra Laina agregó que “en Colombia el motor principal de la pérdida de bosque es la expansión agrícola permanente. Eso significa que la discusión sobre deforestación en el país tiene que estar también en el centro de la política agropecuaria y de cómo planificamos el uso de la tierra”.
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Esto sugiere que las soluciones no pasarán únicamente por más control, sino también por decisiones de mercado, trazabilidad de cadenas de suministro, seguridad en la tenencia de la tierra e incentivos productivos.
En Bolivia, más de la mitad de la pérdida forestal, 57% entre 2001 y 2024, unos 5,6 millones de hectáreas, está vinculada al avance de pasturas y soja. En Perú, fenómenos menos relevantes a escala global tienen un peso fuerte a nivel local: en Madre de Dios, la minería de oro y proyectos energéticos explican 28% de la pérdida en ese período, unas 112.000 hectáreas, en su mayoría bosques tropicales primarios.
El informe de WRI es claro: revertir la deforestación no será posible con una única herramienta. Allí donde la agricultura permanente domina, como en gran parte de Latinoamérica, se necesita un paquete diverso de medidas. “La deforestación no es un fenómeno natural ni inevitable”, agrega Laina, “En casi todos los casos que analizamos, hay decisiones humanas de política, de mercado, de producción detrás”.
Al mismo tiempo, advierte que las soluciones deben adaptarse a la dinámica de cada territorio: lo que funciona en Indonesia no sirve en Colombia, y viceversa, por eso debe haber una combinación más eficaz de políticas e intervenciones:
- Agricultura permanente: Las políticas contra la deforestación deben combinar regulaciones internacionales con una mejor gobernanza local del uso del suelo, apoyando especialmente a comunidades vulnerables y pequeños agricultores.
- Cultivo migratorio: Sus efectos varían según el contexto, por lo que las políticas deben equilibrar la conservación y restauración del bosque con la seguridad alimentaria, considerando las condiciones locales.
- Incendios forestales: La prevención y gestión de incendios debe adaptarse a cada ecosistema, incluyendo prevención, manejo del combustible, monitoreo, respuesta y aplicación de la Ley en los casos en los que sea necesario y prácticas adecuadas de uso del suelo.
- Tala: En bosques gestionados, se deben promover prácticas sostenibles para mantener su salud y capturar carbono; en bosques primarios, es clave prevenir la tala ilegal y proteger su alto valor económico, asociado al capital natural.
- Bienes de consumo sostenibles: Es esencial proteger los bosques mediante derechos sobre la tierra, control de normas y gestión de la demanda de productos sostenibles.
- Asentamientos e infraestructura: La planificación urbana debe integrar los bosques para conservar la cobertura arbórea, la estructura ecológica, la conectividad y asegurar servicios ecosistémicos a la población.
- Otras perturbaciones naturales: La respuesta debe adaptarse al tipo de evento, con acciones que promuevan la recuperación natural o mitiguen riesgos como plagas o enfermedades.
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