Manglares en Ghana y la pesca interconectados



Ghana busca recuperar manglares y reservas de peces agotadas

Fecha de Publicación
: 04/02/2019
Fuente: IPS
País/Región: Ghana


Fue hace tan solo tres años que el pueblo de pescadores Sanwoma, ubicado entre el mar y la desembocadura del río Ankobra, en la costa occidental de Ghana, sufría inundaciones continuas con grandes pérdidas materiales y humanas.
El terreno se anegaba porque el bosque de manglares, que desempeñaba un papel fundamental en la lucha contra la erosión costera y el aumento del nivel del mar, fue talado deliberada e indiscriminadamente.
“De las 118 hectáreas de manglares, arrasamos 115”, indicó el pescador Paul Nato Codjoe.
Los pobladores dependen de los manglares de Ankobra para obtener combustible barato para procesar el pescado. La madera también se usaba para la construcción y para venderla y así generar ingresos.
Pero comportamiento de los pobladores cambió gracias a un vídeo que les mostraron activistas de la organización Hen Mpoano (HM), gracias al cual comprendieron el impacto directo de sus acciones.
Encabezada por el jefe de Sanwoma, Odikro Nkrumah, la comunidad creó un plan de recuperación de los manglares, plantando 45.000 plántulas en los últimos tres años.
Una de las lideresas de la comunidad Rosemary Ackah, de 38 años, dijo a IPS que la vulnerabilidad del pueblo frente a las mareas más altas y sus consiguientes consecuencias estuvieron entre las razones para participar de forma activa en la iniciativa.
HM, con apoyo del Proyecto de Gestión de Pesca Sostenible en Ghana, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, ofreció educación sobre los beneficios directos e indirectos de los manglares.
En Ghana, hay unas 90 lagunas y 10 estuarios con sus marismas y pantanos a lo largo de sus 550 kilómetros de costa.
Isaac Okyere, del Departamento de Pesca y Ciencias Acuáticas, de la Universidad de Costa del Cabo, capital de la región de Ghana Central, explicó a IPS que la conservación de los manglares es fundamental para países como Ghana, donde la pesca está al borde del colapso, al obtener 14 por ciento de las especies importantes de peces de las 140.000 toneladas que se conseguían hace 20 años.
Unas 2,2 millones de personas viven de la pesca en Ghana, alrededor de 10 por ciento de sus más de 24 millones de habitantes.
Por su parte, Carl Fiate, director de Recursos Naturales de la Agencia de Protección Ambiental, explicó a IPS: “Ghana está en una situación precaria porque muchas de sus reservas están al borde del colapso, y especies como las sardinas y los jureles no se volverán a ver a menos que tomemos medidas para conservarlas, recuperarlas y protegerlas”.
“Una visita al mercado muestra que, por ejemplo, ya no hay sardinas”, acotó Fiate.
Según Okyere, las lagunas de Butuah y Essei, en Sekondi-Takoradi, capital de la Región Oeste, la de Fosu, en Costa del Cabo, las de Korle y Sakumo, en Acra, y la de Chemu, en Tema, en Gran Acra, son típicos ejemplos de la degradación de esos cuerpos de agua en este país africano.
 “La mayoría de las lagunas, en especial las de áreas urbanas, quedaron muy contaminadas en las dos últimas décadas”, acotó, debido al vertido de efluentes domésticos e industriales, del saneamiento, plásticos y otros desperdicios sólidos y metales pesados (plomo, mercurio, arsénico, etc.).
Según Ackah, muchas de las mujeres de la comunidad también se involucraron en la recuperación de los manglares por su impacto positivo en la pureza del aire, lo que redujo ciertas enfermedades derivadas del aire contaminado.
“Las mujeres nos ocupamos de nuestros maridos y de nuestros hijos cuando están enfermos, y pensamos en aprovechar la oportunidad para participar en esto como seguro de salud para nuestras familias”, añadió.
El grupo de mujeres se encargó de recoger las plántulas utilizadas para el criadero, y también de regarlas, indicó Ackah.
“También desempeñamos un papel importante en el trasplante”, contó a IPS.
“Cuando nuestros esposos hacían un pozo, poníamos las plántulas y rellenábamos de arena. Fue un placer participar de ese gran proyecto, que nos permitirá tener más madera”, destacó.
El pescador Codjoe destacó que gracias a la asistencia técnica del proyecto, la comunidad desarrolló un plan de acción para recuperar el bosque e implementar leyes para evitar la tala excesiva.
La comunidad se hizo cargo de su futuro, y en particular de sus recursos naturales, y creó el Comité de Recuperación de Manglares para guiar y supervisar su uso y su mantenimiento.
Para garantizar la sostenibilidad de la reforestación, Codjoe explicó que la comunidad tiene una ordenanza que impide talar árboles a 50 metros del río, y quien infrinja la norma tendrá que reponerlos reforestando.
“Hemos visto señales positivas gracias a la regeneración, como que las inundaciones se redujeron de forma drástica”, observó Ackah.
Ella también ha sido testigo de otra mejora: el mayor volumen y tamaño de los camarones, una de las delicias de Ghana, pescada por su comunidad. “Eso realmente impulsó nuestros comercios locales y mejoró nuestra dieta”, señaló.
Ackah también contó que el proyecto les ayudó a reducir su dependencia de los manglares y a crear un mecanismo de ahorro y crédito del pueblo.
La iniciativa permitió a la población local hacer frente a ciertos desafíos económicos, y así reducir su dependencia de la pesca y de los manglares como medios para generar ingresos.
En África occidental, se estima que el valor de lo que la naturaleza le da a las comunidades es de 4.500 dólares por kilómetro cuadrado y por año por el servicio de protección costera, 40.000 dólares por el de purificación de agua y 2.800 dólares por el de secuestro del carbono costero, según el Informe de Evaluación del Estado de la Biodiversidad en África y de la Degradación y Recuperación del Suelo, elaborado por la Plataforma Intergubernamental para los Servicios Ecosistémicos y de Biodiversidad.
Fiati comentó que el borrador de la nueva política de Regulación de Hábitats Costeros y Marino, que engloba la protección, la gestión y el uso sostenible de los manglares, estará lista y se enviará a la Fiscalía General este mes para su promulgación.
Por su parte, la comunidad de Sanwoma se asegura de enseñar a las nuevas generaciones la importancia de la conservación del bosque de manglares.
“Debido a la falta de conocimientos sobre la importancia de ese recurso tan rico, lo estábamos destruyendo; y de forma acelerada”, comentó Nkrumah a IPS.
“Ahora sé que tenemos un tesoro. Como líder, lo usaré de forma sostenible y lo protegeré para la próxima generación. También me aseguraré de educar a los niños sobre su importancia para que lo mantengan a salvo”, añadió.
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