Microplásticos se trasladan en la cadena trófica



El plástico del mar pasa a la cadena alimentaria

Fecha de Publicación
: 29/09/2018
Fuente: Ansa Latina
País/Región: Italia - Internacional


La presencia de microplásticos en el mar altera el ecosistema, según lo confirmaron los primeros resultados de un experimento científico llevado adelante en el Golfo de Nápoles, sur de Italia, por la Estación Zoológica Anton Dohrn.
Los científicos instalaron seis grandes laboratorios sumergidos a más de 15 metros de profundidad y de dos metros de diámetro para obtener muestras de las aguas en el área de Mergellina.
Datos, todavía parciales, fueron anticipados en el Foro Internacional sobre Economía de los Desechos, auspiciado por Polieco, bajo el lema: "Plástico: todavía hay futuro?", que se desarrolla durante este fin de semana en Ischia, Nápoles. Por parte de Polieco estuvieron presentes su presidente, Enrico Bobbio, y su directora, Claudia Salvestrini. Christophe Brunet, quien estuvo a cargo de la investigación internacional, destacó cómo en Nápoles se efectuó un estudio no comparable con ningún otro proyecto.
El objetivo era comprender los efectos del plástico en la biodiversidad y cómo los componentes más grandes pueden terminar en nuestros platos.
"Los estudios hechos hasta ahora no tuvieron en cuenta toda la columna de agua, dado que normalmente las tomas para el muestreo se efectuaban en superficie y tomaban en consideración fragmentos de dimensiones inferiores a 0,3 milímetros", explicó Brunet.
Las aguas superficiales contienen de 4 a 10 fragmentos cada mil litros de agua, un dato comparable con el Mar del Norte y los océanos Pacífico y Atlántico; en cambio las más profundas presentan de 14 a 23 fragmentos por mil litros de agua.
"Los microplásticos no permanecen en superficie, pues aún cuando los fragmentos sean pequeños y livianos, una porción consistente desciende y el estudio pone de relieve que, después de un día, los fragmentos se encuentran de 5 a 10 metros de profundidad. Entre el 50% y 90% llegan a los 10 metros después de seis días", agregó el investigador.
Según el estudio, el impacto más preocupante se da sobre los micoorganismos marinos, dado que los fragmentos plásticos son colonizados por bacterias en el curso de pocas horas y esto termina modificando de modo relevante y significativo la biodiversidad bacterial presente en el agua y la actividad biológica bacterial.
"La consecuencia es que el ciclo natural de las pequeñas moléculas presentes en el agua resulta alterado. Se modifica la composición de la comunidad de microalgas y de pequeñísimos animales, el microzoopláncton, que se nutren de microalgas y bacterias", prosiguió Brunet.
Al mismo tiempo, las microalgas se adosan a los microplásticos modificando su distribución espacial en la masa de agua, así como el tamaño y la densidad o peso de los mismos.
La investigación evidenció que estos agregados, que se sedimentan más rápido hacia el fondo, se vuelven presas más apetecibles para herbívoros, invertebrados como los crustáceos y vertebrados como los peces. En paralelo ocurre que los microplásticos, ingeridos por animales herbívoros, ingresan en la cadena alimentaria.
Los microplásticos, según el estudio, inciden tanto en la parte microscópica del ecosistema, modificando el equilibrio, como en la macroscópica, al ser ingeridos. "La conjunción de estas dos consecuencias puede volverse dramática" para el medio ambiente, concluyó Brunet.
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