Las empresas buscan reducir sus emisiones

Las empresas buscan reducir sus emisiones de carbono

Fecha de Publicación: 26/10/2009
Fuente: Cronista
País/Región: Internacional



Frente a la creciente preocupación por el medio ambiente, las compañías vinculadas al petróleo y el gas tienen por delante un enorme desafío. El clima en los inversores dependerá de cuánto se avance en el logro de regulaciones globales contra el cambio climático
En una cena realizada en el peor momento de la turbulencia y el clima sombrío para la industria automotriz en Estados Unidos y Europa, un alto ejecutivo petrolero le dijo a un colega de una compañía fabricante de autos que era su sector, y no el automotriz, el que debía estar luchando por su supervivencia.
Su argumento era que la preocupación por el cambio climático hace que la gente se ponga más en contra del combustible que hace funcionar a los vehículos que de los vehículos en sí. Esto sugiere que lo que tienen que hacer los productores de autos es aprender a cambiar con la época, mientras los productores de petróleo no tienen otra opción que bajar los brazos y abandonar el juego.
La situación de ambas industrias desde que empezó la desaceleración global parece decir lo contrario. Mientras las automotrices recibieron más de u$s 100.000 millones del dinero de rescate gubernamental, y muchas luchan por sobrevivir, hasta ahora las grandes petroleras se las han arreglado para mantener sus presupuestos de inversión relativamente sin cambios, aunque algunas han tenido que recortar costos y personal.
Sin embargo, a medida que el mundo se pone serio en lo que respecta al cambio climático, la industria del petróleo y el gas tiene por delante un camino realmente más difícil, opinó Bruce Duguid, titular del área de compromiso inversor del Carbon Trust, una firma independiente establecida con asistencia del gobierno del Reino Unido para ayudar a las empresas a reducir la intensidad de la emisión de carbono. Según Duguid, mientras la industria automotriz debe reinventarse a sí misma, la petrolera enfrenta una caída fundamental en la demanda de sus productos.
Los científicos han llegado a la conclusión de que, para evitar los peores efectos del cambio climático, el mundo debe asegurar que la concentración en la atmósfera de las emanaciones de carbono no suba por encima de las 550 partes por millón (ppm) y, posiblemente, incluso mantenerla en un máximo de 450 ppm. Esto significa que las emisiones necesitarían alcanzar su pico en el año 2020 y después caer rápidamente.
Esto no es un buen augurio para el consumo de petróleo y gas, que da cuenta de 30% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono y 60% de las emanaciones causadas por los hidrocarburos (el carbón es el otro gran culpable). El Carbon Trust estima que la producción petrolera tendrá que alcanzar su pico en 2015 y la producción de gas natural en el año 2030 para que el mundo enfrente el desafío en materia de cambio climático.
Christophe de Margerie, CEO de Total de Francia, coincide en que la producción de petróleo llegará a su pico alrededor de la mitad de la década, pero su análisis se basa en el convencimiento de que políticas como el aislacionismo de Irán, la violencia en Nigeria, el populismo en Venezuela y la incertidumbre en Irak limitará el acceso de las energéticas a los recursos de esos países ricos en petróleo, obstruyendo su capacidad de recurrir a suficientes yacimientos nuevos como para compensar la declinante producción en los viejos.
En general, el resto de la industria no está de acuerdo porque considera que las petroleras continuarán logrando el tipo de innovación tecnológica que les permitió perforar a través de la espesa capa de sal en los vastos yacimientos en aguas profundas en la costa brasileña. Sin embargo, esta idea choca con la postura de los activistas ambientales, ya que estos nuevos yacimientos suelen ser mucho más dañinos para el medio ambiente que los que ya están en desarrollo.
Las arenas bituminosas de Canadá son un ejemplo especialmente irritante para los ambientalistas porque la tarea de extraer la brea de las arenas demanda más energía, es sucia y produce más emisiones de dióxido de carbono que los métodos más convencionales de extracción de petróleo.
Pero hasta la extracción convencional se ha vuelto más carbono intensiva. Como ya se han explotado los yacimientos de petróleo fácil de refinar, el crudo que ahora llega al mercado es cada vez más pesado, con una huella de carbono mayor. Si los ambientalistas tienen razón y la regulación aleja a la gente de los vehículos que consumen mucho combustible y las lleva a optar por los autos eléctricos, compañías como Royal Dutch Shell, que están muy involucradas en la explotación de las arenas canadienses, van a sufrir el impacto.
Un estudio reciente, realizado por Greenpeace y varios otros grupos ecologistas, llega a la conclusión de que en los próximos años la intensidad de carbono de Shell treparía 85% a medida que desarrolle sus campos de petróleo y gas, especialmente los de Canadá.
"Cuando se tienen en cuenta los recursos totales de Shell, la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por barril de petróleo equivalente producido sobrepasará la de sus competidoras más cercanas", señala el informe de Greenpeace. Esto no sólo se debe a que los yacimientos resultan menos amistosos para el medio ambiente que otros, sino a que producir un barril de petróleo a partir de la arenas bituminosas es, en la mayoría de los casos, un proyecto mucho más caro que la perforación en yacimientos como los de Arabia Saudita. A medida que cae la demanda de petróleo, también cae el precio, lo que erosiona la rentabilidad de los proyectos más costosos.
Otras empresas que probablemente resultarán afectadas son las que tienen grandes operaciones de refinación. Las que tengan más inversiones en gas que en petróleo se perjudicarán menos, especialmente en la etapa inicial. Esto es así porque la refinación deja una huella de carbono relativamente grande, mientras la extracción y el uso de gas emite menos carbono.
Carbon Trust estima que las empresas refinadoras podrían perder hasta 30% de su valor de mercado a medida que la demanda de nafta y otros derivados declina y la regulación le ponga precio a las emanaciones de carbono, que es algo que se está debatiendo en EE.UU.
Una de las formas en que las petroleras se están ajustando a esta circunstancia es la de pasar a los biocombustibles. Shell y British Petroleum han reducido en los últimos tiempos su presencia en algunos importantes proyectos solares y eólicos, mientras siguen adelante con los de biocombustibles. Katrina Landis, CEO de BP Alternative Energy, cree que los biocombustibles llegarán a ser una parte importante del mercado.
Las empresas también pueden adaptarse respaldando proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por la sigla en inglés), expresó el Carbon Trust. Por el momento, esta tecnología es en general demasiado cara. Los ejecutivos petroleros apoyan al CCS en teoría, pero en privado expresan su preocupación por la desventaja para el que haga la primera movida. Lo que los inquieta es que la inversión corra riesgos de quedar en nada si los gobiernos presionan a las compañías para que hagan accesible a todos cualquier adelanto que logren, a medida que los funcionarios busquen recortar rápidamente las emanaciones de dióxido de carbono.
Otras áreas del sector energético, incluyendo la solar y la eólica, deberían beneficiarse. La energía nuclear también es una ganadora en el marco de las normas que se están considerando en EE.UU. Europa y Asia. Y, a medida que industrias con alta intensidad de emisión de carbono, como la del aluminio, se vean obligadas a encontrar fuentes verdes de energía, el sector hidráulico también debería verse favorecido, según opinan los analistas.
Sin embargo, los inversores todavía apuestan a que el escenario se mantendrá igual. Según Carbon Trust, las decisiones de inversores institucionales como los fondos de jubilación parecen estar en línea con concentraciones de gases de efecto invernadero por encima de 700 ppm, en lugar de tener en cuenta la meta de 550 ppm.
Seis sectores por sí solos -el automotriz, el del petróleo y el gas, el del aluminio, el cervecero, el de aislación de edificios y el de electrodomésticos podrían potencialmente perder hasta u$s 7 billones en capitalización de mercado si el mundo realmente opta por una vía más sustentable, dijo el Carbon Trust.
El clima que predomine en la reunión de diciembre en Copenhague será importante para decidir si los comentarios del ejecutivo petrolero en la cena eran correctos y los inversores están muy equivocados, o si el escepticismo de los inversores con respecto a la posibilidad de grandes cambios es razonable, dada la dificultad de aprobar normas de regulación globales para combatir el cambio climático.

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